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Francisco durante una Audiencia General en la Plaza de san Pedro.GTRES

Qué se sabe de la salud del Papa Francisco: «No es un paciente fácil», dice el médico

En la asamblea de obispos italianos, se soltó con un «fuera de programa», cuando algunos obispos le preguntaron cómo se encontraba

Al Papa Francisco le gusta bromear a menudo sobre su estado de salud. Lo hace para rebajar la tensión en un tema que abre debates y lleva, a veces, a indiscreciones equívocas.

Con este espíritu, en la asamblea de obispos italianos, el 22 de mayo, se soltó con un «fuera de programa». Algunos obispos, a su llegada, le habían preguntado cómo se encontraba y si su rodilla estaba mejor. Así que se la jugó a toda la asamblea con una de sus bromas: «Estoy bien. Todavía no es la hora de los funerales». Momento de hilaridad general en la conferencia episcopal.

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Francisco no quiere rumores

Una broma que, sin embargo, tenía un sentido preciso: el de mostrarse enérgico ante los presentes, despejando, una vez más, la idea concreta de la renuncia.

Por la misma razón, el Papa Francisco quiso acabar inmediatamente con los rumores que circularon unos días después. El viernes 26 de mayo, el Papa canceló todos sus compromisos previstos, incluidas las audiencias privadas. Quien explicó cómo era el estado de salud del pontífice fue el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, tras una reunión en la embajada italiana ante la Santa Sede. Según la agencia Ansa, Parolin informó de que el Papa tenía fiebre y se le había aconsejado no hacer esfuerzos.

La «parada» duró sólo un día. Porque el Papa, según anunció la Oficina de Prensa del Vaticano, retomó sus ritmos y su agenda ya al día siguiente, sábado 27 de mayo. Y no sólo eso. Ese día, Francisco tuvo un gesto «histórico» Acudió por primera vez a la sede de la RAI, la televisión pública italiana, para grabar una entrevista para el programa religioso A Sua Immagine.

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No vi venir la muerte

Bergoglio llegó a la RAI en un coche utilitario y después, en silla de ruedas, se trasladó a los estudios de emisión. Los presentes confirmaron que el Papa se mostraba sereno y todo menos cansado. Antes de comenzar la grabación de la entrevista, incluso se levantó para rezar con los autores y presentadores del programa.

La entrevista en cuestión estaba prevista para el pasado 29 de marzo, y debía grabarse en una cárcel de Roma. Había sido aplazada debido al ingreso del Papa en la policlínica Gemelli de Roma por una bronquitis de base infecciosa.

En aquella ocasión, el cuadro clínico era completamente distinto del satisfactorio actual, ya que se vio obligado a pasar varios días de hospitalización e investigaciones, hasta el punto, que su proverbial simpatía fue sustituida por el espíritu con el que los seguidores de San Ignacio aceptan las pruebas y tribulaciones de la vida: el Papa habló de las enfermedades como «pruebas» que «purifican el corazón».

«Un cabeza dura»

Cuando salió del hospital, agotado por los días de hospitalización, Francisco quiso tranquilizar a todos, con su habitual sonrisa. «Sigo vivo, ¿sabéis?», dijo a quienes le preguntaban cómo se encontraba. Y contó una anécdota sobre «un hombre mayor que yo» que, en esa situación, había dicho «Padre, no vi venir la muerte».

La enfermedad y las bromas siempre han atravesado los problemas de salud del Pontífice. Al anunciar su operación de cataratas en 2018, dijo que «una mirada renovada hace bien porque, por ejemplo, a mi edad llegan las cataratas y uno no ve bien la realidad».

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Tras su operación de colon en 2021, subrayó de antemano que nunca había pensado en dimitir. Y luego, siempre con una sonrisa, que 'ahora puedo comer de todo, cosa que antes con los divertículos no se podía'.

Ni siquiera los problemas de ciática recurrentes en los últimos años y, sobre todo, la gonalgia, la inflamación de su rodilla que le obliga a ir en silla de ruedas, han hecho mella en el alma y el físico de Bergoglio. «Cosas de viejos, no sé por qué me vienen a mí»; «Me vendría bien un tequila para la rodilla», eran algunas de sus bromas más hilarantes, también dirigidas a vencer las limitaciones impuestas por enfermedades molestas e incapacitantes.

«No es un paciente fácil, es un 'cabeza dura'», dijo el médico argentino Nelson Castro, que conoce bien al Papa. Una cabeza 'dura' y combativa, que en medio de los altibajos nunca pierde el buen humor.