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Gänswein, de 66 años, volverá a Friburgo sin destino pastoralGTRES

El golpe más duro: Georg Gänswein volverá a su país sin destino pastoral claro

Aunque no hay comunicación oficial del Vaticano, monseñor Gänswein, de 66 años, aunque «joven» y con experiencia en la Curia, no recibirá ningún otro destino o función institucional

Un duro golpe en un momento de aparente calma, tras la tormenta de los últimos meses: así se puede describir el distanciamiento, ahora también físico, entre el Papa Francisco y Georg Gänswein, histórico secretario de Benedicto XVI.

Joven y sin destino

Según el diario alemán Die Welt, el antiguo secretario privado del difunto Papa Benedicto XVI regresará de hecho a Alemania a finales de junio, a su diócesis natal de Friburgo. Francisco se lo habría comunicado el 19 de mayo, según la agencia alemana Cna Deutsch. Aunque no hay comunicación oficial del Vaticano, monseñor Gänswein, de 66 años, aunque «joven» y con experiencia en la Curia, no recibirá ningún otro destino o función institucional.

Quienes conocen el carácter del Papa Francisco ya imaginaban tal epílogo, pues la ya mínima relación de confianza entre ambos degeneró inmediatamente después de la muerte de Benedicto XVI. Bergoglio nunca dejaría pasar sin «consecuencias» ciertas declaraciones de Gänswein, que había encendido la mecha tres días después de la muerte de Ratzinger.

En una entrevista concedida al diario católico alemán Tagespost, el padre Gänswein habló el 3 de enero del Motu Proprio Traditionis custodes del 16 de julio de 2021, que limita la posibilidad de celebrar misa en latín. Gänswein lo explicaba así: «Fue un punto de inflexión. Creo que el Papa Benedicto leyó este Motu Proprio con dolor en el corazón».

En 2007, Ratzinger, con la medida 'Summorum pontificum', apuntó en una dirección muy diferente a la de Francisco sobre la misa en latín, recuperando las normas jurídicas y litúrgicas para una correcta celebración de la Eucaristía según el Misal promulgado en 1962 por san Juan XXIII.

Desacuerdos en televisión

Según Gänswein, el Papa Ratzinger quería «ayudar a encontrar la paz interior a quienes simplemente habían encontrado un hogar en la Misa antigua».

Este fue el primer desacuerdo fuerte con el Papa Francisco. La reacción, sin embargo, fue de silencio tanto por parte de Bergoglio como en el mundo católico, entre los obispos y los «pesos pesados» de la propia Curia.

La situación empeoró cuando Gänswein publicó el libro Nada más que la verdad. Mi vida al lado de Benedicto XVI para la editorial Piemme.

En ese libro, el antiguo secretario de Benedicto XVI lanzó muchas pullas contra Francisco.

Contó anécdotas inéditas entre bastidores que no agradaron a Francisco. La primera de ellas, sobre el piso elegido en 2013 por el pontífice argentino. Como es sabido, Francisco optó por la domus Santa Marta y no por el piso papal del Palacio Apostólico. Fue el propio Gänswein quien pidió al nuevo Papa que eligiera el Palacio Apostólico también por un motivo «emotivo», «diciéndole que para todos los que pasaban por la tarde delante de la basílica vaticana, la luz encendida del piso pontificio era un punto de referencia y que seguramente habría nostalgia si se cambiaba de residencia».

«Sin embargo –escribe el Padre Georg en su libro– tuve la impresión de que los miles de kilómetros que le separaban de Roma no le habían hecho consciente de esta sensibilidad. Incluso Benedicto se sorprendió por ello, pero su sabia conclusión fue que si él no quería, ¡desde luego no se le podía obligar!».

Estas palabras no fueron bien recibidas por el Papa Francisco, y peor aún. Gänswein, entonces prefecto de la Casa Pontificia, explicó que tenía «la impresión» de que había poco feeling con Bergoglio, y cuando surgió el revuelo por el libro del cardenal Robert Sarah sobre el celibato de los sacerdotes con el «amarillo» de la firma de Benedicto XVI, que luego fue revocado, Francisco decidió la salida del padre Georg del Palacio Apostólico.

Quedarse en casa

«A partir de ahora quédate en casa. Acompaña a Benedicto, que te necesita, y haz de escudo», así despidió Bergoglio al más estrecho colaborador de Ratzinger a finales de enero de 2020. El padre Georg se describió en el libro como «impactado» por esa decisión.

Y añadió otro hecho que molestó aún más a Francisco, también el día en que el pontífice le comunicó que se «alejaba» de Ratzinger: «Volví al Monasterio y durante la comida se lo conté a los Memores y a Benedicto, que comentó, entre serio y jocoso, irónicamente: «¡Parece que el Papa Francisco ya no confía en mí y desea que seas mi tutor!. Yo respondí, también sonriendo: 'Así es..., pero ¿debo ser tutor o carcelero?'».

Silencio

Tras la publicación de extractos del libro en los periódicos, el padre Georg y el Papa Francisco mantuvieron un encuentro cara a cara en el Vaticano, en el que se dice que Gänswein se convenció de que «ahora tengo que callarme». Los primeros rumores sobre una posible salida de la Santa Sede del ex secretario de Ratzinger surgieron en marzo, y fueron desmentidos por el propio Gänswein, que tropezó con una nueva declaración intempestiva. A quienes le preguntaron si era cierta la hipótesis de un traslado a la Nunciatura en Costa Rica, respondió revelando que el Papa Francisco, en audiencia privada, le había dicho: «Necesito un poco más de tiempo para confiarte un nuevo destino».

Desde entonces, se ha hecho el silencio en torno al caso de monseñor Gänswein. Roto, como un rayo, por la noticia de su traslado a Alemania.