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El Papa Francisco se despide del cirujano que le ha operado en dos ocasiones, Sergio AlfieriAFP

El médico del Papa recomienda un mes de reposo: ¿podrá viajar a la JMJ y a Mongolia?

La petición expresa al Papa es que equilibre sus compromisos entre los inaplazables y los más onerosos. Por eso ya ha reanudado el trabajo ordinario, con reuniones y audiencias

El Papa Francisco tiene en su agenda dos importantes viajes apostólicos previstos entre agosto y septiembre: Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud y, después, la lejana Mongolia. ¿Sus recientes problemas de salud supondrán algún problema para estos dos exigentes visitas de su Pontificado?

Los médicos se han mostrado confiados desde el día en que le dieron el alta del policlínico Gemelli de Roma. Antes de partir, el profesor Sergio Alfieri, que le operó del intestino, le aconsejó observar bien su convalecencia, sin forzar los tiempos de recuperación.

Al Papa se le ha implantado una «red protésica» en la pared del abdomen, que debe cicatrizar. La recuperación es lenta: tarda unos tres meses y, si se rompe, tiene que volver al quirófano. Debe evitar los esfuerzos y, sobre todo, no fatigarse.

El equipo médico le ha pedido expresamente que equilibre sus compromisos entre los inaplazables y los más onerosos. Por eso ya ha reanudado el trabajo ordinario, con reuniones y audiencias, pero con una agenda magra, no tan exigente como la que acostumbraba en el pasado.

Quienes le conocen bien saben que no le gusta renunciar a su autonomía en la gestión de esa agenda. No le gusta delegar, ni renunciar a desplazarse de un lugar a otro por motivos de salud. Pero esta vez el Papa parece seguir más estrictamente las recomendaciones de los médicos. Aquella frase a la salida del hospital –«sigo vivo»– no era esta vez una simple broma, como en otras ocasiones, sino la conciencia de que había sufrido un «golpe» que podía debilitar su organismo y comprometer su labor como Pontífice.

Alfieri reiteró a los medios vaticanos que el primer viaje a Portugal será en agosto, es decir, unos dos meses después de la intervención quirúrgica. «Si hace una convalecencia cuidadosa, podrá hacer este viaje en mejores condiciones que cuando lo había previsto anteriormente, con estas dolencias, estos dolores, estas crisis suboclusivas. Es decir, cuando terminen los procesos de curación, estará mejor».

El autorizado médico también quiso señalar a los periodistas otro problema respiratorio del Papa: «De vez en cuando tiene ese silbido, pero ustedes recuerdan la otra operación a la que se sometió en su juventud -la extirpación de una parte del lóbulo- y por eso tiene menos pulmón que los demás, pero siempre ha tenido eso... Eso no es lo que me preocupa. Lo que me preocupa es que se recupere bien».

Con estas palabras, Alfieri dio el «visto bueno» a su primer viaje –la JMJ del 2 al 6 en Lisboa, que tanto preocupa a Francisco–, pero con «reservas». El cuadro clínico es satisfactorio para una persona de 86 años: «Tiene un corazón perfecto, tiene análisis de sangre que envidiarían muchos cincuentones porque no tiene un parámetro fuera de lugar, ni siquiera uno. Pero tiene que mantener estos niveles para poder confirmar sus compromisos apostólicos lejos de Italia».

Es probable que sólo después de la experiencia de Lisboa, médicos y colaboradores puedan comentar el otro viaje, hasta ahora pendiente en la agenda: el de Mongolia, del 31 de agosto al 4 de septiembre. Se trata de un viaje mucho más exigente que el de Portugal. Roma y Mongolia están separadas por 7000 kilómetros y al menos 13 horas de vuelo. Será un largo viaje que el Papa Francisco sólo podrá hacer si su físico se lo permite, y si los médicos y el personal consideran que sus condiciones de salud son «satisfactorias» para afrontar un vuelo tan largo con el menor riesgo posible.