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Francisco en una de sus audiencias de los miércoles en el Vaticano.GTRES

¿Los católicos conocen la importancia de la Audiencia del miércoles del Papa?

Puede que de ese desconocimiento proceda de la actual falta de compromiso evangelizador de los católicos y su adhesión a sucedáneos mesiánicos, ofrecidos en el gran bazar del mundo

El Papa reanudará este miércoles, 28 de junio, la Audiencia general, la tradicional catequesis que celebra en la plaza de San Pedro, tras haber cancelado la anterior cita por consejo médico para recuperarse de la operación abdominal a la que fue sometido el pasado 16 de junio.

El discurrir atropellado de los acontecimientos puede hacer que la actualidad papal pase enseguida al olvido, o que los fieles no alcancen a comprender ciertos gestos por ser ya vistos o por la distracción de la costumbre.

Sin embargo, la importancia de este gesto público del Papa radica en ser precisamente el momento semanal, junto al Ángelus del domingo, en el que Francisco verbaliza y pone en común sus preocupaciones, e indicaciones pastorales más inmediatas ante a todo el Pueblo de Dios.

Desde el 4 de enero de 2023, que terminó con la 'catequesis del discernimiento', comenzó inmediatamente la que actualmente imparte cada miércoles frente a los visitantes de la Plaza de san Pedro o en el Aula Pablo VI: la catequesis sobre 'la pasión por la evangelización'.

¿Pasión por anunciar a Cristo?

Justamente el Papa es consciente de esta carencia entre los fieles: la de la pasión por anunciar la fe; anunciar el contenido de la fe. Por eso, Francisco insistió en el momento de presentar estas catequesis, en que la Iglesia «crece por atracción»; por una pasión que despierta en el otro la curiosidad, y no «por proselitismo».

Al anticipar las líneas de las catequesis, Francisco quiso hacer «un camino hacia el descubrimiento de la pasión evangelizadora, empezando por las Escrituras y la enseñanza de la Iglesia, para obtener de las fuentes el celo apostólico».

No una conquista

Posteriormente, para enriquecer el recorrido, Francisco ha ido glosando las catequesis con figuras relevantes de la historia de este celo en el anuncio, como el del misionero Mateo Ricci o el de Teresa de Lisieux, que han encendido en la Iglesia la pasión por Cristo.

La comunidad de los discípulos de Jesús, a juicio del Papa, «nace misionera, no proselitista», porque «ser misionero, ser apostólico, evangelizar no es lo mismo que hacer proselitismo». Es el Espíritu Santo, no un esfuerzo humano de conquista. Pero si la vida cristiana pierde de vista el horizonte de la evangelización, «se enferma: se cierra en sí misma, se vuelve autorreferencial, se atrofia».

La mirada de Jesús

Para mostrar esta dinámica comunicadora de la fe en Jesús, el Papa partió de la llamada de Cristo a Mateo, el publicano: un «recaudador de impuestos, recaudaba tributos de parte del imperio romano que ocupaba Palestina. En otras palabras, era un colaboracionista, un traidor del pueblo». Pero, frente a Jesús, «Mateo es un hombre, con sus miserias y su grandeza. Jesús no se detiene en los adjetivos, Jesús busca siempre el sustantivo y se acerca a él, porque todo hombre es amado por Dios; ¿También este desgraciado? Sí, también este desgraciado, es más, Él ha venido por este desgraciado, lo dice el Evangelio: 'Yo he venido por los pecadores, no por los justos'».

Esta mirada de Jesús «que es hermosa» y que «ve al otro, sea quien sea, como un destinatario de amor» es la mirada que el Papa quiere que aprendamos, ya que es esta mirada a la humanidad del prójimo el inicio de la pasión evangelizadora. «Todo parte de esta mirada, que aprendemos de Jesús», a juicio de Francisco.

¿Anunciamos la fe o sucedáneos?

Jesús, afirmó el Papa, «mira siempre a cada uno con misericordia, es más, con predilección. Y los cristianos están llamados a hacer como Cristo, mirando como Él especialmente a los llamados 'alejados'. De hecho, el pasaje de la llamada de Mateo se concluye con Jesús que dice: 'No he venido a llamar a justos, sino a pecadores'».

Según el Papa, de ahí nace «el segundo paso»: Jesús le dijo: ‘Sígueme’ Y él ‘se levantó y le siguió’». Pero sin cambiar el contexto en el que está, sino que regresa a su casa y prepara «un gran banquete» en el que «había un gran número de publicanos». No huye o busca lugares de paz; vuelve a su mundo, entre «gente como él». Pero, subrayó Francisco, Mateo «vuelve cambiado y con Jesús».

Por eso, con nosotros sucede lo mismo, –dijo el Papa–: «somos los que anuncian al Señor, no a nosotros mismos, no anunciamos un partido político, una ideología, no: anunciamos a Jesús. Es necesario poner en contacto a Jesús con la gente, sin convencerles, sino dejar que el Señor convenza».

¿Saben anunciar los cristianos a Cristo, al modo de Cristo? ¿Conocen los cristianos la riqueza de las catequesis del Papa sobre la pasión en el anuncio de Cristo? Esas son las preguntas que se infieren de las Audiencias que hoy retoma el Papa para todos los cercanos y los alejados y la necesidad de profundizar en las razones que él mismo indica. La alternativa también puede ser la de seguir desconociendo el método de la revelación –el modo cómo Dios se ha hecho cercano–, y hacer oídos sordos a las indicaciones del santo Padre. Pero puede que de ese desconocimiento proceda la actual falta de compromiso evangelizador de los católicos y su adhesión a sucedáneos mesiánicos, ofrecidos en el gran bazar del mundo.