Ángelus del Papa en el Vaticano
Francisco afirma que Cristo no es «un héroe difunto, sino el Dios del presente»
«Si fuera solo un personaje histórico, imitarlo hoy sería imposible: nos encontraríamos frente al gran foso del tiempo», afirmó Francisco antes de su inminente viaje a Mongolia
Antes de su inminente visita a la comunidad de Mongolia, el Papa Francisco volvió a rezar el Ángelus con los fieles congregados este domingo en la Plaza de san Pedro.
El Dios presente
«Cristo no es un recuerdo del pasado, –afirmó el Papa–sino el Dios del presente. Si fuera solo un personaje histórico, imitarlo hoy sería imposible: nos encontraríamos frente al gran foso del tiempo y, sobre todo, ante su modelo, que es como una montaña altísima e inalcanzable; deseosos de escalarla, pero sin las capacidades ni los medios necesarios. En cambio, Jesús está vivo y nos acompaña, está a nuestro lado, nos ofrece su Palabra y su gracia, que iluminan y reconfortan en el camino: Él, guía experto y sabio, está feliz de acompañarnos en los senderos más difíciles y en las ascensiones más impracticables».
No estamos solos
Francisco señaló que «en el camino de la vida no estamos solo, porque Cristo está con nosotros y nos ayuda a caminar, como hizo con Pedro y con los demás discípulos». Es justamente Pedro que comprende que Jesús es el Mesías, «el esperado en el presente; no es un héroe difunto, sino el Hijo de Dios vivo, hecho hombre y venido para compartir las alegrías y las fatigas de nuestro camino».
«No nos desanimemos, por lo tanto, si a veces la cima de la vida cristiana parece demasiado alta y el camino demasiado empinado. Miremos a Jesús, que camina junto a nosotros, que acoge nuestras fragilidades, comparte nuestros esfuerzos y apoya sobre nuestros hombros débiles su brazo firme y suave. Con Él cerca, también nosotros tendámonos la mano los unos a los otros y renovemos la confianza: ¡Con Jesús lo que parece imposible en solitario ya no lo es!», subrayó el Papa.
Quién es Jesús
Como en otras ocasiones, Francisco finalizó haciéndose algunas preguntas: «Para mí, ¿ quién es Jesús? ¿Un gran personaje, un punto de referencia, un modelo inalcanzable? ¿O el Hijo de Dios, que camina a mi lado, que puede llevarme hasta la cima de la santidad, allí donde en solitario no soy capaz de llegar? ¿Jesús está realmente vivo en mi vida, es mi Señor? ¿Me encomiendo a él en los momentos de dificultad? ¿Cultivo su presencia a través de la Palabra y los Sacramentos? ¿Me dejo guiar por Él, junto a mis hermanos y hermanas, en la comunidad?».