El Papa responde las dudas de los cinco cardenales críticos sobre el matrimonio y el sacerdocio
En respuesta a una carta de cinco cardenales que le expresaban sus preocupaciones, Francisco responde: «La Iglesia tiene una concepción muy clara de lo que es el matrimonio»
El Papa Francisco ha respondido las cinco dudas que le enviaron el pasado mes de julio los cardenales Walter Brandmüller y Raymond Leo Burke con el apoyo de otros tres cardenales, Juan Sandoval Íñiguez, Robert Sarah y Joseph Zen Ze-kiun. Las preguntas de los cardenales y las respuestas del Papa fueron publicadas este lunes 2 de octubre en el sitio web del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
Antes de iniciar sus respuestas, el Santo Padre dirigió estas palabras a los cardenales: «Queridos hermanos, si bien no siempre me parece prudente responder las preguntas dirigidas directamente a mi persona, y sería imposible responderlas a todas, en este caso me pareció adecuado hacerlo debido a la cercanía del Sínodo».
El documento en el que se da respuesta a las preguntas doctrinales de los cinco cardenales aparece firmado por Francisco y el nuevo prefecto para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández. En el texto, se va respondiendo uno a uno los puntos de la misiva recibida por el Papa que cinco cardenales le hicieron llegar el 10 de julio, en el que expresaban sus preocupaciones acerca de la bendición de parejas homosexuales y la ordenación de mujeres. Aunque está fechada el pasado 25 de septiembre, la respuesta que Francisco tenía preparada a estas dudas se ha conocido este lunes 2 de octubre, día en que se ha filtrado a la prensa el documento con las consultas de los cinco cardenales.
La Iglesia tiene una concepción muy clara sobre el matrimonio
En una de sus dudas, los cardenales cuestionaban su la Iglesia podría aceptar como «un bien posible situaciones objetivamente pecaminosas como las uniones entre personas del mismo sexo», a lo que Francisco aclara en español, que «la Iglesia tiene una concepción muy clara sobre el matrimonio», que es «una unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos» por lo que «evita todo tipo de rito o sacramental que pueda contradecir esta convicción y dar a entender que se reconoce como matrimonio algo que no lo es». Pero, puntualiza, «en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral, que debe atravesar –dice– todas nuestras decisiones y actitudes».
«La defensa de la verdad objetiva no es la única expresión de esa caridad, que también está hecha de amabilidad, de paciencia, de comprensión, de ternura, de aliento. Por consiguiente, no podemos constituirnos en jueces que solo niegan, rechazan, excluyen», aboga en una de sus respuestas.
Francisco cree que «la prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio» porque, dice, cuando se pide una bendición «se está expresando un pedido de auxilio a Dios».
«Si bien hay situaciones que desde el punto de vista objetivo no son moralmente aceptables, la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de 'pecadores' a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva», sostiene.
Los cardenales también inquieren si aún es válida la carta apostólica de Juan Pablo II Ordenatio Sacerdotalis, publicada en 1994 que cerró la puerta por completo a la ordenación sacerdotal a mujeres. A esto, Francisco ha respondido que cuando el santo polaco defendió «de modo definitivo» la «imposibilidad» de ordenar sacerdotisas, «no estaba menospreciando a las mujeres y otorgando un poder supremo a los varones».
Así, Juan Pablo II también sostuvo «claramente que si bien sólo el sacerdote preside la Eucaristía, las tareas 'no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros'», en su exhortación apostólica Christifideles laici (1988).
«Si esto no se comprende y no se sacan las consecuencias prácticas de estas distinciones, será difícil aceptar que el sacerdocio esté reservado solo a los varones y no podremos reconocer los derechos de las mujeres o la necesidad de que participen, de diversas maneras, en la conducción de la Iglesia», defiende Francisco.
La filtración de las preguntas ha tenido lugar dos días antes de que den comienzo las reuniones de la Asamblea del Sínodo de la Sinodalidad en Roma, donde se van a debatir temas como la acogida del colectivo LGBT y dar mayor presencia a las mujeres en la Iglesia, después de las fases de consulta diocesana y continental.
En la primera asamblea del Sínodo no solo participan cardenales y obispos, sino que el Papa ha permitido la participación de mujeres y laicos con derecho a voto en el documento final. El pasado sábado Francisco expresó su deseo de que el Sínodo transcurra «sin murmuraciones, ideologías y polarizaciones».