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Isabel Celaá, en una imagen de archivoEuropa Press

Sínodo de la Sinodalidad,

Celaá ensalza al Papa y su compromiso con las mujeres en la Iglesia: «Él no solo dice, él hace»

La embajadora de España ante la Santa Sede ha celebrado que las mujeres tengan voz y voto en el Sínodo de los Obispos

La embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, ha celebrado que haya 54 mujeres con voz y derecho a voto en la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad, que se está celebrando este mes de octubre en el Vaticano, pues supone que se está «avanzando» pero ha lamentado que se hace «lentamente».

«En 1929, una mujer, Virginia Woolf escribía: Imaginemos que Shakespeare hubiera tenido una hermana –que la tuvo–, imaginemos que hubiera tenido el mismo talento que su hermano William, él fue a la escuela, ella no, él estudió lógica y gramática, ella no, así que no la busquéis en antologías ni en los libros de historia, porque no la vais a encontrar allí. Pero no ha muerto, vive en nosotras, en este momento, quizá esté dando de comer a un abuelo en casa, lavando los platos, trayendo a sus hijos del colegio o practicando la cirugía en un quirófano o en la oficina o en el Sínodo, avanzando pero tan lentamente», ha precisado Celaá.

Así se ha pronunciado este lunes en la inauguración del coloquio Ellas, con voz y voto en el Sínodo, organizado por la revista Vida Nueva, en colaboración con Banco Sabadell, que se ha celebrado en la Embajada de España ante la Santa Sede, y en el que han participado cuatro mujeres participantes en el Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad.

Celaá destaca el papel del Papa

En el contexto eclesial, la embajadora de España ante la Santa Sede ha destacado el papel del Papa Francisco para propiciar este avance «incorporando» a las mujeres en puestos de responsabilidad del Vaticano. «Él no solo dice, él hace incorporando a mujeres a comisiones económicas, de protección de menores y no como invitadas sino como participantes a título pleno», ha enfatizado.

En este sentido, Celaá ha subrayado que «la diversidad es respetar la dignidad humana» y que «las mujeres» conforman «la mitad de la humanidad». Además, se ha hecho eco de las palabras del Papa Francisco «cuando busca la igualdad no como cuestión teórica sino para que las puertas de juego se abran a todos los jugadores».

Por otro lado, la embajadora de España ante la Santa Sede también ha advertido de la «nueva guerra muy cruel» en Oriente Próximo. «Vivimos tiempos muy duros», ha señalado.

En el encuentro han participado la teóloga Cristina Inogés, madre sinodal por designación papal; la misionera digital y madre sinodal por designación papal Xiskya Valladares; la coordinadora del Foro Internacional de Acción Católica e invitada especial al Sínodo, Eva Fernández; y la consultora de la Secretaría General del Sínodo y facilitadora en la Asamblea Sinodal, María Luisa Berzosa. La mesa ha sido moderada por el director de Vida Nueva, José Beltrán.

Además, entre los asistentes, se encontraban, entre otros, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, o el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello.

Durante la conversación, las cuatro participantes han asegurado que en lo que va de asamblea no se han sentido cuestionadas por los obispos en la asamblea ni han tenido la sensación de estar «de adorno».

«Para nada. Es el primer sínodo en el que participo y no he tenido la sensación de estar ni de más, ni de prestado, ni como adorno», ha asegurado Cristina Inogés, aunque ha reconocido que se ha encontrado a «personas que les cuesta más aceptar la realidad pero no la presencia femenina como tal, sino la presencia de personas que no son obispos». En todo caso, ha precisado que las mujeres han «avanzado bastante» y ya no piden «ni perdón ni permiso por estar en un sitio y en un puesto de la Iglesia».

Buen ambiente

Eva Fernández también ha coincidido en el buen ambiente en el Sínodo. «No solamente ha sido algo formal en el grupo, sino que, en los momentos del café, el hecho de compartir, de compartir inquietudes, también de compartir vida», ha comentado.

Xiskya Valladares ha asegurado que no solo se ha sentido «a gusto» sino que, además, ha podido «hablar con total libertad» en los distintos grupos; y ha mostrado su esperanza en que este Sínodo abra una puerta a reflexionar que «la dignidad bautismal hace iguales a todos».

Por su parte, María Luisa Berzosa, ha precisado que la diferencia con sínodos anteriores es que mientras en otros había «escalones», en este están todos «en el mismo plano», desde los cardenales hasta los laicos. Sobre la pertenencia a la Iglesia, Berzosa ha afirmado que le «duelen los abusos a mujeres por parte de miembros del clero» y que se mueve «entre la ira, la rabia, la pena y el dolor» pero si sigue es porque mira «a Jesús».

El cardenal Omella ha clausurado el acto recordando una noticia de 1971, publicada en Vida Nueva, que hablaba de la primera mujer en España que abrió el sagrario y pudo dar la comunión en un pueblo de Zaragoza. «Y el cura era yo», ha señalado.