El camino de fe del Papa Francisco: reflexiones en el aniversario de su ordenación
El 54º aniversario de la ordenación de Jorge Mario Bergoglio es un momento significativo para reflexionar sobre la oración que acompañó su sí alegre y definitivo en la juventud
El Papa Francisco ha solicitado en múltiples ocasiones: «Recen por mí», reconociendo las amenazas que enfrenta en su vida y vocación. Esta petición es recurrente en diversos momentos, desde el Ángelus dominical hasta encuentros pastorales y conversaciones informales con fieles en la plaza de San Pedro, manteniendo esta solicitud durante más de 50 años.
Él enfatiza la importancia de la oración como un acto de comunión espiritual con el pueblo de Dios, destacando que «nadie se salva solo» y recordando la exposición de todo cristiano a tentaciones, como se evidencia en la oración del Padrenuestro.
El Papa confía en la oración de los fieles para sostener su ministerio. En una conversación privada con los jesuitas de Mozambique y Madagascar, publicada en la revista La Civiltá Cattolica en septiembre de 2019, afirmó: «El Papa está tentado, está muy asediado: solo la oración de su pueblo puede liberarlo, como se lee en los Hechos de los Apóstoles».
Pronto, el Papa cumplirá 87 años. Nació el 17 de diciembre de 1936). En sus reflexiones sobre Juan el Bautista, destaca que «el amor nos hará felices no solo en el cielo, sino también aquí en la tierra», instando a transformar todo en amor, ofreciendo trabajo y tiempo a los demás con palabras y acciones bondadosas.
El camino hacia el sacerdocio
El camino de Jorge Mario Bergoglio hacia el sacerdocio comenzó el 13 de diciembre de 1969 cuando fue ordenado por el arzobispo Ramón José Castellano. Posteriormente, continuó su formación en España y emitió su profesión perpetua en los jesuitas el 22 de abril de 1973.
Durante su tiempo en Argentina, desempeñó roles significativos en la educación y la Iglesia, mostrando una conexión profunda con sus raíces familiares. Desde temprana edad, su abuela Rosa le enseñó la importancia de la oración para los cristianos, una lección que él explora en su libro La Oración. El aliento de la vida nueva. Su espiritualidad fue moldeada por la influencia de los salesianos, desde sus padres hasta su educación formal en el Colegio Wilfrid Barón de los Santos Ángeles.
En el 2019, expresó gratitud hacia los salesianos por inculcarle la apreciación por la belleza, el valor del trabajo y una alegría constante, reconociendo el impacto de don Bosco en su vida y en un período crucial para la Iglesia. Bergoglio participó activamente en la adoración eucarística y experimentó profundamente la llamada de Dios antes de su ordenación sacerdotal, como en la experiencia de san José de Flores.
La oración del joven Bergoglio, escrita poco antes de su ordenación a los 33 años, refleja su estado emocional y su vocación, expresando su fe, sus luchas internas y su anhelo de amor y compromiso con Dios y su prójimo.
'Quiero creer en Dios', la oración del joven Bergoglio
Creo que en la historia, que fue traspasada por la mirada de amor de Dios y en el día de la primavera, 21 de septiembre, me salió al encuentro para invitarme a seguirle.
Creo en mi dolor, infecundo por el egoísmo, en el que me refugio.
Creo en la mezquindad de mi alma que buscar tragar sin dar…, sin dar.
Creo que los demás son buenos y que debo amarlos sin temor y sin traicionarlos nunca buscando una seguridad para mí.
Creo en la vida religiosa.
Creo que quiero amar mucho.
Creo en la muerte cotidiana, quemante, a la que huyo, pero que me sonríe invitándome a aceptarla.
Creo en la paciencia de Dios, acogedora, buena, como una noche de verano.
Creo que papá está en el cielo, junto al Señor.
Creo que el padre Duarte está también allí, intercediendo por mi sacerdocio.
Creo en María, mi Madre, que ama y nunca me dejará solo.
Y espero en la sorpresa de cada día en que se manifestará el amor, la fuerza, la traición y el pecado, que me acompañarán siempre hasta ese encuentro definitivo con ese rostro maravilloso que no sé cómo es, que le escapo continuamente, pero quiero conocer y amar.
Amén.