Los consejos de Navidad del Papa a la Curia: «Solo quien ama camina hacia la verdad»

Como es tradición en el Vaticano, antes de la Navidad el Papa Francisco ha dirigido un discurso a la Curia romana, los miembros del Gobierno del Vaticano, a quienes ha advertido de que a veces corren el riesgo de «ser como lobos rapaces» al no escuchar a los demás.

Año a año, en estas palabras el obispo de Roma suele criticar algunos comportamientos de la jerarquía de la Iglesia y les da consejos para un mejor funcionamiento. En esta ocasión, Francisco les ha indicado tres palabras a seguir: escuchar, discernir y caminar.

Les ha invitado también a «escuchar de rodillas», pues ha lamentado que a veces «cuando nos comunicamos entre nosotros, corremos el riesgo de ser como lobos rapaces. Enseguida intentamos devorar las palabras del otro, sin escucharlo realmente, e inmediatamente vertemos sobre él nuestras impresiones y nuestros juicios».

«También en la Curia es necesario aprender el arte de escuchar. Antes de nuestros deberes cotidianos y de nuestras actividades, pero sobre todo antes de los roles que desempeñamos, necesitamos redescubrir el valor de las relaciones y tratar de despojarlas de formalismos, para animarlas con espíritu evangélico, ante todo escuchándonos recíprocamente», ha aconsejado el Papa, que ha continuado el consejo con: «Escuchémonos, tratando de entender bien lo que dice nuestro hermano, de captar sus necesidades y, de alguna manera, la vida que se esconde detrás de esas palabras, sin juzgar».

Otro de los consejos del Papa ha sido «ser dóciles»: «el ser capaces de elegir orientaciones y tomar decisiones no según criterios mundanos, o simplemente aplicando reglamentos, sino según el Evangelio». El Pontífice argentino también les ha pedido evitar «la tentación de permanecer paralizados y de laberintear dentro de nuestros cercados y temores».

«Los miedos, las rigideces y la repetición de esquemas generan inmovilidad, que tiene la aparente ventaja de no crear problemas –quieta non movere–, nos llevan a vagar ociosamente en nuestros laberintos, perjudicando el servicio que estamos llamados a ofrecer a la Iglesia y al mundo entero», señaló. Asimismo, les ha indicado entonces que deben evitar «el fijismo de la ideología que, a menudo, bajo la apariencia de buenas intenciones, nos separa de la realidad y nos impide caminar».

«Cuando nos encontramos enmarañados en las redes de la burocracia y del salir del paso, acordémonos de mirar hacia lo alto, de recomenzar desde Dios, de dejarnos iluminar por su Palabra, de encontrar siempre el valor para volver a empezar. De los laberintos se puede salir sólo desde arriba», ha destacado.

Francisco ha hablado también de las divisiones en la Iglesia y afirmó que «sesenta años después del Concilio, seguimos debatiendo sobre la división entre progresistas y conservadores» en la Iglesia, pero ha observado que, en su opinión, «la diferencia central está entre enamorados y acostumbrados». «Esta es la diferencia. Y sólo caminan los que aman», ha destacado el Papa a los prelados reunidos en el Aula de las Bendiciones. Ha concluido su tradicional discurso instando a la Curia a «no perder el sentido del humorismo», porque «esto también es salud».