Audiencia General
El Papa afirma que la Iglesia en Asia está mas viva que en Europa: «Seguimos siendo demasiado eurocéntricos»
El Santo Padre agradeció la cálida acogida recibida durante su viaje apostólico y subrayó que en cada lugar visitado pudo ver una Iglesia joven, llena de esperanza para el futuro
«Hoy quiero empezar con una buena noticia: ¡estos de aquí se casan el próximo sábado! ¡Un aplauso para ellos!». El Papa comenzó su intervención con esta nota de alegría, saludando a una pareja presente en la audiencia que contraerá matrimonio el próximo fin de semana.
Tras el caluroso aplauso de los presentes, el obispo de Roma compartió su experiencia sobre su reciente viaje apostólico en Asia, destacando que no fue «un viaje de turismo», sino una oportunidad para conocer de cerca a diversas comunidades cristianas que le mostraron la vitalidad de la Iglesia en distintas partes del mundo. El Pontífice centró su discurso en su visita a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.
«Una primera reflexión que surge espontáneamente tras este viaje es que, al pensar en la Iglesia, seguimos siendo demasiado eurocéntricos o, como se suele decir, occidentales. En realidad, la Iglesia es mucho más grande, mucho más viva que Roma, que Europa», afirmó el Pontífice. Francisco compartió con emoción que «lo experimenté cuando conocí esas comunidades. Vi una Iglesia viva».
En su encuentro con tantas personas, Francisco aseguró haber tenido la confirmación de que «la compasión es el camino por el que los cristianos deben caminar». En Indonesia, destacó un símbolo de fraternidad: el paso subterráneo que conecta la catedral de Yakarta con la mezquita más grande del sudeste asiático. «Allí vi que la fraternidad es el futuro, es la respuesta a la anti-civilidad, a las tramas diabólicas del odio y la guerra», subrayó. Destacó cómo la «cercanía, misericordia y compasión» son las características que definen a Jesús y que deben inspirar a todos los fieles.
«Respiré aire de primavera»
El Papa también destacó la belleza de la misión de la Iglesia en otros contextos que conoció, mencionando particularmente su experiencia en Papúa Nueva Guinea y su «belleza de una Iglesia misionera» . «Me conmovió escuchar la música y los cantos de los jóvenes, sin violencia tribal, sin dependencia, sin colonialismo económico o ideológicos», explicó, señalando la pureza de la evangelización en ese lugar. Francisco enfatizó que «los protagonistas fueron y siguen siendo los misioneros y los catequistas».
En Timor Oriental, el Papa quedó impresionado por la fuerza del pueblo, capaz de generar vida y alegría a pesar del sufrimiento: «Es un pueblo que no solo genera muchos niños, sino que les enseña a sonreír. Y esto es una garantía para el futuro». Además, aseguró haber respirado «aire de primavera» en este país, transmitiendo la frescura y optimismo que percibió en su gente y en su manera de afrontar los problemas.
Singapur, aunque muy distinta, también dejó una profunda impresión en el Pontífice. Francisco destacó la fortaleza de la minoría católica, que se mantiene viva a pesar de su reducido tamaño y que «es una esperanza más grande que la que pueden garantizar los beneficios económicos». Además, afirmó: «Incluso en la rica Singapur existen los pequeños que siguen el Evangelio».
El Papa concluyó con una reflexión sobre la fraternidad y la misión de la Iglesia en todo el mundo. «La fraternidad es el futuro», reiteró. También expresó su agradecimiento a las comunidades que lo recibieron durante su viaje: «Agradezco a Dios por el don de este viaje, me han recibido con tanto amor. Que Dios bendiga a los pueblos que he encontrado». En sus palabras finales, subrayó que, en cada uno de los lugares que visitó, pudo sentir una Iglesia joven y llena de vida: «He visto a la juventud de la Iglesia. Somos una esperanza, somos la sal».