El Papa aclara que el Sínodo no se va a centrar en reformas que vayan «a la moda»
En el encuentro del Pontífice con la Iglesia belga, varios testimonios brindaron una visión de la vida juvenil y el desafío de la secularización, el impacto causado por los abusos, así como el esfuerzo por fomentar el diálogo y los resultados del proceso sinodal
El encuentro del Papa Francisco con el clero y los laicos en Bélgica el pasado sábado 28 de septiembre, en la basílica de la Sagrado Corazón de Koekelberg, reflejó las principales preocupaciones y realidades que enfrentan los católicos en el país, desde el desafío de la secularización hasta la gestión de la pastoral penitenciaria.
Durante la reunión, a pocos días de la fase final del Sínodo que comenzará el próximo 2 de octubre, se le preguntó al Papa sobre los objetivos de este proceso. Francisco enfatizó que el Sínodo no debe centrarse en reformas superficiales o «de moda», sino en volver al núcleo del Evangelio: «Hay que preguntarse: ¿cómo hacer llegar el Evangelio a una sociedad que ya no lo escucha o que se ha alejado de la fe?Preguntémonos todos esto».
La Conferencia Episcopal Belga, en febrero, había propuesto iniciativas como la ordenación de mujeres como diáconos y de los viri probati (hombres casados), temas que no formarán parte de la asamblea del Sínodo, pero que seguirán en estudio.
Bajo el título «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», esta asamblea es histórica tanto en sus objetivos como en su forma de desarrollo. Representa la culminación de un proceso sinodal iniciado en 2021, cuyo propósito ha sido fomentar la participación activa de todos los miembros del Pueblo de Dios, uniendo a obispos, laicos, religiosos y religiosas en un esfuerzo común por una Iglesia más participativa.
El tema de los abusos volvió a surgir durante el encuentro, planteado por una representante de centros de acogida para víctimas. Francisco subrayó la importancia de la compasión: «Necesitamos tanta misericordia, no quedarnos con el corazón de piedra ante el sufrimiento de las víctimas, hacerles sentir nuestra cercanía y ofrecerles toda la ayuda que podamos, aprender de ellos... a ser una Iglesia al servicio de todos sin avasallar a nadie».