La cátedra de San Pedro: ¿un trono, una tradición viva o un símbolo de la autoridad papal en la Iglesia?
Tras 50 años desde su última presentación, la Cathedra Sancti Petri Apostoli, símbolo de la primacía del Papa en la dirección de la Iglesia universal y que data de la era carolingia, será exhibida de manera excepcional el próximo 27 de octubre
«yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia», (Mt 16, 18). Con estas palabras, Cristo confirió a Pedro una misión única: ser la base sobre la que se erigiría toda la Iglesia. La Cátedra de San Pedro, más allá de ser un simple asiento físico, es el símbolo de esa autoridad y responsabilidad que le fue otorgada como guía espiritual, cabeza de la comunidad cristiana y transmisor de la verdad evangélica.
La «cátedra», es el asiento o trono del obispo, que simboliza su autoridad y su misión pastoral en la Iglesia. Es la expresión visible de un mandato que abarca la enseñanza y la dirección, no solo de una comunidad local, sino de toda la Iglesia universal. Pedro, designado por Cristo como 'roca', asumió esta misión de ser pastor de los fieles, de velar por la unidad de la Iglesia, una labor que empezó en Jerusalén, donde fue testigo de los primeros días del cristianismo.
Una restauración histórica
Recientemente, la emblemática obra conocida como Cátedra de San Pedro, realizada por Gian Lorenzo Bernini en 1666, está siendo restaurada. Este monumental trono, ubicado en la basílica de San Pedro del Vaticano, fue diseñado para enmarcar la reliquia de un antiguo asiento de madera, conocido como la Cathedra Sancti Petri Apostoli. Esta fue donada por el rey franco Carlos el Calvo al Papa Juan VIII en el siglo IX, durante su viaje a Roma para ser coronado como emperador del Imperio Romano de Occidente en la basílica de San Pedro. Este trono, considerado una reliquia, ha sido venerado durante siglos como símbolo de la primacía del Papa en la dirección de la Iglesia universal.
El Debate pudo palpar de cerca la restauración de la Cátedra gracias a la experiencia adquirida en la restauración del Baldaquino de Bernini, una obra monumental que también enmarca el altar mayor de la basílica. Como parte de este proceso, el antiguo asiento de madera, que data de la época carolingia, ha sido temporalmente retirado del monumento y expuesto a inspección.
La reliquia fue mostrada recientemente al Papa Francisco en la sacristía Ottoboni, y el 27 de octubre será exhibida a los pies del Baldaquino, fecha en la que esta también volverá a mostrar al mundo su antiguo esplendor, antes de ser devuelta a su lugar definitivo tras la restauración. Algunos estudiosos, cómo Javier Domingo, profesor de Arqueología, recuerda a El Debate que ciertos elementos del asiento podrían datar del siglo III, incluyendo los paneles que representan los trabajos de Hércules y las constelaciones.
La restauración no solo se enfoca en preservar el estado del asiento de madera, sino también en realizar investigaciones científicas en colaboración con el Gabinete de Investigaciones Científicas de los Museos Vaticanos. Estas investigaciones podrían arrojar luz sobre detalles desconocidos y ofrecer una mayor comprensión sobre los orígenes y la historia de este extraordinario símbolo de la Iglesia.
«La Providencia llevó a Pedro a Roma»
Antioquía fue una ciudad clave en el nacimiento del cristianismo, donde los discípulos recibieron por primera vez el nombre de «cristianos». Posteriormente, Pedro se trasladó allí y, como obispo, ejerció su magisterio hasta que «la Providencia lo llevó a Roma», como explicó Benedicto XVI en una homilía en 2006. Este viaje simbolizó el crecimiento y expansión de la Iglesia, desde sus orígenes en Jerusalén, pasando por Antioquía, hasta llegar a Roma, el corazón del Imperio.
Roma se convirtió en el lugar escogido donde Pedro completó su misión con el martirio. A partir de entonces, la sede de Roma adquirió un significado especial, no solo como lugar de su muerte, sino como la ciudad desde la cual sus sucesores continuarían su labor, fortaleciendo y guiando a la Iglesia en su conjunto. Así, la Cátedra del obispo de Roma no es solo un asiento de autoridad en una diócesis, sino un símbolo de su papel como pastor de toda la Iglesia. Para remarcar la importancia de la misión del obispo de Roma, la Iglesia celebra la fiesta de la Cátedra de San Pedro el 22 de febrero.
Pedro fue el primer Papa con el pontificado más extenso, ocupando su cargo desde el año de la muerte de Cristo hasta entre el 64 y el 67 d.C., cuando fue martirizado en la colina del Vaticano. El beato Pío IX le siguió como el Papa con el mandato más largo, reinando desde 1846 hasta 1878, seguido por san Juan Pablo II, cuyo papado se extendió desde 1978 hasta 2005.
La Cátedra de San Pedro simboliza no solo el legado del primer papa, sino también la importancia de la Iglesia de Roma, descrita por san Ireneo como «la más grande, más antigua y más conocida», fundada por Cristo. Esta cátedra representa la continuidad de una misión que ha perdurado a lo largo del tiempo y se erige como el pilar de la unidad y la fe de toda la Iglesia.