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¿Qué dijo Benedicto XVI sobre 'el final de los tiempos'?

La pandemia, las guerras de Ucrania e Israel o la expansión de la IA y de la ideología woke han dado lugar a un nuevo milenarismo que se pregunta: ¿Asistimos al fin del mundo? Algo sobre lo que se pronunció Benedicto XVI antes de renunciar

El Papa Francisco, Bill Gates, Yuval N. Harari, el canciller alemán Olaf Scholz… El número de pensadores, políticos, intelectuales y líderes mundiales que coinciden en que hoy «no asistimos a una época de cambios, sino a un cambio de época», es cada vez mayor.

Un cambio rápido y acelerado, que se ha visto marcado por eventos como la pandemia del Covid-19, la guerra de Ucrania, ciertos desastres naturales achacados a un difuso y apocalíptico cambio climático, la expansión global de la ideología woke, la irrupción tecnológica de la inteligencia artificial, los avances del transhumanismo, e, incluso, por corrientes de confusión dentro del seno de la Iglesia.

Prueba de esto último son las posiciones encontradas que se han expuesto en el Sínodo de la Sinodalidad sobre temas morales de gran calado, indiscutidos hasta ahora, como la posibilidad del sacerdocio femenino, la bendición a parejas homosexuales o la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar por lo civil puedan comulgar.

El Apocalipsis y la llegada de Francisco

Estas son algunas de las razones que estarían en el fondo de una nueva corriente, sobre la que surfean lo mismo devotos de buena voluntad que conspiranóicos de cuño ideológico, que podría definirse como un nuevo milenarismo centrado en discutir si hoy nos enfrentamos, o no, al principio del fin de los tiempos. Un debate muy propio de un momento histórico como el nuestro, pero que se ha visto amplificado y expandido gracias a las redes sociales.

Según algunas de estas proposiciones, este advenimiento del apocalipsis tendría que ver —e incluso podría haber sido propiciado por ella— con la renuncia de Benedicto XVI al Papado, y la llegada del Papa Francisco al solio pontificio.

Sin embargo, muchos pasan por alto que el propio Benedicto XVI, solo 3 años antes de su histórica renuncia, en su segundo tomo sobre la vida de Jesús de Nazaret, dedicó un amplio capítulo a escudriñar los pasajes de la Sagrada Escritura en los que el propio Jesús anuncia cómo será el fin de los tiempos, y qué señales lo revelarán.

Las profecías de Jesús, según Ratzinger

Benedicto XVI, que quiso firmar el libro como Joseph Ratzinger para no elevar sus hipótesis teológicas y exegéticas a la categoría de Magisterio pontificio, parte de las palabras de Jesús que quedaron recogidas en los Evangelios de san Mateo (capítulo 24), san Marcos (capítulo 13) y san Lucas (capítulo 21).

Y precisa que estos pasajes sobre «la abominación de la desolación» y las señales que precederán a la definitiva venida «del Hijo del Hombre sobre las nubes, con gran poder y gloria», están «entretejidos con palabras del Antiguo Testamento, en particular del libro de Daniel, pero también de Ezequiel, de Isaías y de otros pasajes de la Escritura».

De este modo, Jesús «no habla de las cosas futuras con palabras propias, sino que se refiere a ellas de manera nueva con antiguas palabras proféticas, lo que tiene un sentido más profundo». En concreto, a través de esta mezcla de referencias, «Jesús no describe el fin del mundo, sino que lo anuncia con palabras que ya existen en el Antiguo Testamento». Y este «hablar del futuro con palabras del pasado», no se trata «de una nueva formulación de la descripción del porvenir, como sería de esperar de los adivinos, sino de insertar la visión del futuro en la Palabra de Dios, que ya se nos ha dado», explicaba Ratzinger.

Centrarse en el hoy

A partir de las duras admoniciones de Jesús, Ratzinger insistía en la importancia de evitar una «curiosidad» sobre el fin de los tiempos, que llevase a encontrar signos apocalípticos en cada desastre natural o en cada acontecimiento histórico, para centrarse en lo realmente importante: la conversión a Dios.

Así, afirmaba que «la Palabra de Dios ilumina el futuro en su significado esencial» y que incluso en sus detalles más precisos, Jesús «no ofrece una descripción del futuro, sino que nos muestra solamente el camino recto para ahora y para el mañana».

De hecho, insistía en que para la doctrina católica, todo lo relativo al final de los tiempos, por alarmante que puedan parecer, es una llamada a la confianza en Dios. Y aclaraba, «las palabras apocalípticas de Jesús nada tienen que ver con la adivinación. Quieren precisamente apartarnos de la curiosidad superficial por las cosas visibles y llevarnos a lo esencial: a la vida que tiene su fundamento en la Palabra de Dios que Jesús nos ha dado; al encuentro con Él, la Palabra viva; y a la responsabilidad ante el Juez de vivos y muertos». Todo lo contrario de lo que proponen los alarmistas de Internet.