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Escena de la película candidata a los premios Oscar 2024

La película que rozó el Oscar y que han puesto «para concienciar» a los miembros del Sínodo

Ibrahima Lo, un migrante senegalés que sufrió torturas en un campo de detención en Libia, se mostró emocionado y agradecido al Papa «por permitir la proyección de este filme en un contexto tan importante»

En medio de los trabajos y debates sobre el futuro de la Iglesia que se están tratando en el Sínodo de la Sinodalidad en Roma, un evento diverso ha destacado y aliviado las intensas sesiones de esta semana: la película Yo, capitán, del aclamado director Matteo Garrone, quien ha capturado la atención del mundo del cine y se ha consolidado como una voz para las historias de los migrantes.

Este filme, que se alzó con el León de Plata en el 80.º Festival de Venecia y fue candidato al Oscar en 2024 en la categoría de mejor película internacional, narra la travesía de Seydou, un joven senegalés que, junto a un amigo, se embarca en un viaje desde Dakar con el sueño de alcanzar Europa y escapar de la miseria. A través de un desolador recorrido que incluye el desierto y la prisión, Seydou termina asumiendo el mando de un barco, llevando a los migrantes a Sicilia sanos y salvos.

Yo, capitán no solo busca entretener, sino que tiene una misión clara: «Mostrar a los jóvenes una página oscura de la era contemporánea», según contó Garrone. El 15 de octubre, en el marco de la segunda sesión del Sínodo, el Vaticano acogió una proyección de este largometraje para concienciar a los participantes sobre una de las realidades que más preocupan al Papa: la crisis migratoria. El evento, organizado por el dicasterio de Cultura y Educación, incluyó un diálogo con el director Matteo Garrone y Mamadou Kouassi, el migrante que inspiró la obra. Durante esta conversación, Garrone destacó que «la película nace de la escucha y del deseo de dar voz a quienes normalmente no la tienen», subrayando la importancia de «vivir en primera persona el viaje».

El padre Antonio Spadaro, subsecretario del dicasterio, subrayó que la cinta presenta una narrativa integral sobre las migraciones, que comienza desde las tierras de origen de estos viajeros de esperanza. Según Spadaro, «la película es capaz de hablar de manera enérgica sobre este tema, pero utilizando un estilo diferente al que estamos acostumbrados a ver».

Su estilo, que combina elementos de fábula y la estructura del viaje del héroe, ofrece una nueva perspectiva sobre las migraciones. El jesuita Spadaro comparó el filme con clásicos como Ulises y Pinocho, señalado que se trata de «una historia de formación y una aventura existencial que destaca con gran fuerza y decisión la tragedia que estas personas viven, pero también el sueño que les impulsa».

Otras voces opinaron sobre la proyección de este filme, como la de Ibrahima Lo, un migrante senegalés que sufrió torturas en un campo de detención en Libia. Se mostró emocionado al saber que la película se proyectaría en el aula del Sínodo en el Vaticano. Ibrahima ya se había reunido anteriormente con el Papa Francisco en Santa Marta, donde compartió su historia y sus numerosas misiones de rescate a bordo de la nave de la asociación Mediterránea Save Humans. «Estoy agradecido al Papa por permitir la proyección de este filme en un contexto tan importante», afirmó. También enfatizó que «el Papa es el único líder del mundo que se compromete a apoyar y defender a los migrantes, pidiendo mejores condiciones de vida para ellos».