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Pedro Arrupe, en Roma

El jesuita padre Arrupe, más cerca de los altares: se clausura la fase diocesana del proceso de beatificación

Siendo maestro de novicios, se encontraba en Hiroshima cuando cayó la bomba atómica. Convirtió el noviciado en un hospital de campaña y, gracias a sus conocimientos médicos, pudo asistir a numerosos heridos

Pedro Arrupe avanza un paso más hacia los altares. Según comunicó el Tribunal del Vicariato de Roma, el próximo 14 de noviembre se clausurará la fase instructora de su causa de canonización, marcando el cierre de la etapa diocesana del proceso. El sacerdote jesuita español, que lideró la Compañía de Jesús como Prepósito General entre 1965 y 1983, se acerca así a la beatificación.

El Vicariato de Roma, encargado de este proceso por ser la ciudad donde Arrupe falleció el 5 de febrero de 1991, informó que la causa se inició el 5 de febrero de 2019 y que la ceremonia de clausura de la investigación diocesana tendrá lugar el próximo 14 de noviembre a las 12:00 en el Aula de la Conciliación del Palacio Apostólico Lateranense. La ceremonia estará presidida por el Vicario, arzobispo Baldo Reina.

Con esta clausura, el proceso avanza hacia la fase de la 'positio', donde se recopilarán los testimonios y se redactará una biografía de Arrupe que refleje sus virtudes heroicas. Toda esta documentación será enviada al dicasterio para las Causas de los Santos, donde un relator guiará el siguiente paso hacia su posible beatificación.

Nacido en Bilbao el 14 de noviembre de 1907, Arrupe estudió Medicina en Madrid antes de ingresar en la Compañía de Jesús en 1927. Tras su formación, fue enviado a Japón, donde ejerció como misionero y maestro de novicios. En 1945, se encontraba en Hiroshima cuando cayó la bomba atómica y, con sus conocimientos médicos, transformó el noviciado en un hospital de campaña, atendiendo a los heridos en plena tragedia.

Su elección como Superior General en 1965 marcó el inicio de una nueva etapa para la Compañía de Jesús, que bajo su liderazgo adoptó la misión de fe y justicia impulsada por el Concilio Vaticano II. En su especial dedicación a los refugiados, Arrupe impulsó la creación del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), que continúa su labor en varios países, incluido Italia a través del Centro Astalli. Tras sufrir un infarto en 1981 que lo dejó paralizado y sin habla, Arrupe se retiró del cargo, falleciendo en 1991.