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El Santo Padre durante una audiencia en el Vaticano

El Santo Padre durante una audiencia en el VaticanoAFP

El Papa pide al Tribunal de la Rota que se evite «una justicia fría» en los procesos matrimoniales

El Papa Francisco recibió en el Vaticano a los participantes en el curso de formación de la Rota Romana

Para el Papa Francisco, el ámbito jurídico-pastoral que afecta al matrimonio y a la familia es un campo «complejo y delicado, al que es necesario dedicar energía y entusiasmo».

Por eso, subrayó unas palabras de Benedicto XVI en las que se refería al Tribunal de la Rota Romana, el que se encarga, entre otras cuestiones, de asuntos de matrimonio y familia, como «ministerio de la justicia y de la caridad en la verdad».

El Santo Padre se reunió en la mañana de este sábado en el Palacio Apostólico del Vaticano con los participantes en el curso de formación del Tribunal de la Rota Romana. Ante ellos, y ante el decano del Tribunal, el Obispo de Roma pidió «evitar una justicia fría que sea meramente distributiva e ir más allá, esto es, sin misericordia».

La misericordia es, precisamente, la virtud que más destacó el Papa a la hora de definir la importancia labor pastoral que realizan los jueces de la Rota.

En ese sentido, destacó que «no se puede tener miedo de la caridad y de la misericordia». «La caridad no diluye la justicia, no relativiza los derechos», de hecho, advirtió también que «en nombre del amor no se puede erosionar el deber de la justicia».

Por lo tanto, «la misericordia no cancela la justicia, al contrario, empuja a vivirla más delicadamente como fruto de la compasión ante los sufrimientos del prójimo».

«Estáis llamados a amar la justicia, la caridad y la verdad, y a comprometeros todos los días a actuar en vuestro trabajo de canonistas y en todas vuestras funciones que desempeñáis al servicio de los fieles», afirmó.

En ese sentido, les recordó que «justicia, caridad y verdad siempre van juntas. Su se prescinde de una, las otras pierden su autenticidad». «Nuestro modelo es Jesucristo, que es la Verdad, y es justo y misericordioso». Y, al contrario, «una caridad sin justicia no es caridad».

«Las personas deben ser tratadas no solo según la justicia, la cual es imprescindible, sino también, y sobre todo, con caridad. No olvidéis nunca que quien se acerca a vosotros pidiéndoos que ejercitéis vuestro oficio eclesial debe encontrar siempre el rostro de Nuestra Madre, la Iglesia santa, que ama con ternura a todos sus hijos», hizo hincapié el Papa en su discurso.

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