El Papa Francisco pide a los jóvenes que no traicionen sus ideales para ser aceptados
Jóvenes portugueses entregaron la Cruz de la JMJ y el icono mariano de la Salus Populi Romani a los jóvenes surcoreanos ante la mirada del Papa Francisco en el Vaticano
La plaza de San Pedro del Vaticano, con una multitud de fieles congregados, fue testigo de los primeros pasosdel camino hacia la Jornada Mundial de la Juventud 2027, que se celebrará en Seúl, capital de Corea del Sur.
Al finalizar la Misa presidida por el Papa Francisco frente a la fachada de la basílica vaticana, con motivo de la Solemnidad de Cristo Rey, jóvenes portugueses (la última JMJ se celebró en Lisboa) cedieron el testigo a sus compañeros surcoreanos con la entrega de la Cruz de la juventud y el icono mariano de la Salus Populi Romani.
El Santo Padre recordó que la entrega de la Cruz «es una invitación, para todos nosotros, a vivir y llevar el Evangelio en todos los lugares de la tierra, sin detenernos y sin desanimarnos, levantándonos tras cada caída y no dejando nunca de esperar».
Luego, dirigiéndose a los peregrinos surcoreanos, el Pontífice aseveró: «Vosotros, jóvenes coreanos, recibiréis la Cruz del Señor, la Cruz de vida, signo de victoria, pero no va sola: la recibís con la Madre. Es María la que os acompaña siempre hacia Jesús. Es María la que, en los momentos difíciles, está junto a nuestra Cruz para ayudarnos, porque ella es la Madre».
Además, el Papa tuvo palabras para todos los jóvenes del mundo, en el contexto de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra a nivel diocesano en todo el mundo este domingo 24 de noviembre.
En es sentido, el Pontífice insistió a los jóvenes que no se dejen llevar por el afán de obtener reconocimiento, aprobación y elogio.
Porque, «quien se deja llevar por estas fijaciones, termina viviendo en la angustia».
De esa manera, quien se deja llevar por esos afanes, corre riesgo de limitarse «a competir, fingir, hacer concesiones, traicionar los propios ideales con tal de tener un poco de aceptación y visibilidad».
«Por favor, tened cuidado con esto: vuestra dignidad no está en venta, no es algo que se pueda vender», hizo hincapié.
Citó, asimismo, algunos de los problemas que afectan a los jóvenes de hoy y que les lleva a plantearse cuestiones sobre el mañana: «la precariedad laboral, la incertidumbre económica, las divisiones, y los enfrentamientos que polarizan a la sociedad».
En ese sentido, animó a los jóvenes de todo el mundo a «no maquillar el alma, no maquillar el corazón: sed como sois, sinceros, transparentes. No seáis estrellas de un día en las redes sociales o en cualquier otro contexto. El cielo en el que estáis llamados a brillar es mucho más grande: es el cielo del amor, es el cielo de Dios».