Fundado en 1910

El Papa Francisco durante el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio ApostólicoAFP

El Papa Francisco recuerda a los dos mártires españoles asesinados por milicianos de izquierdas en 1936

El Papa pidió un aplauso para el sacerdote Gaietà Clausellas y el laico Antoni Tort, mártires españoles de la Guerra Civil beatificados el sábado en Barcelona

Al finalizar el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano este domingo 24 de noviembre, el Papa Francisco tuvo palabras de recuerdo para los mártires españoles de la Guerra Civil española, el sacerdote Gaietà Clausellas y el laico Antoni Tort, asesinados por milicianos izquierdistas en 1936 en Cataluña.

Ambos fueron beatificados ayer en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona en una ceremonia a la que asistieron miles de fieles y presidida por el prefecto del Dicasterio de los Santos, cardenal Marcello Semeraro.

«Ayer en Barcelona, han sido beatificados el sacerdote Gaietà Clausellas y el fiel laico Antoni Tort, asesinados en odio a la fe en 1936 en España. Demos gracias a Dios por el gran regalo de estos testigos ejemplares de Cristo y del Evangelio. ¡Un aplauso a los nuevos beatos!», fueron las palabras del Pontífice pronunciadas desde el Palacio Apostólico.

El sacerdote Gaietà Clausellas fue asesinado en la noche del 14 de agosto de 1936 tras negarse a abandonar a los ancianos atendidos por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, de las que era capellán, pese a la amenaza que se cernía sobre los religiosos en medio de la violencia anticlerical de izquierdas.

Tres milicianos, que esgrimían una orden de la Generalitat presidida por Companys, lo detuvieron y lo asesinaron en un descampado de la carretera de Matadepera.

El laico Antoni Torto murió en la madrugada del 3 al 4 de diciembre de 1936 después de que una patrulla de milicianos asaltara su casa, donde tenía escondido al arzobispo de Barcelona, cardenal Manuel Irurita Almándoz, a varios familiares y a seis religiosas.

Junto con los refugiados, fue detenido y trasladado a la checa de la calle San Elías antes de ser asesinado.