
Momento en que el féretro del Papa Francisco se traslada a la Basílica de San Pedro
Roma llora al Papa Francisco y le da categoría de grande
Miles de fieles han pasado ya ante el féretro del Papa Francisco en la capilla ardiente instalada en la Basílica de San Pedro del Vaticano
Roma, la ciudad eterna, la cabeza del mundo (caput mundi) está de luto: banderas a media asta, solemnidad en sus calles… La afluencia de peregrinos aumenta día a día desde el fallecimiento del Papa Francisco y se deja sentir el pesar que invade a una ciudad que sigue con expectación lo que sucede muros adentro del Vaticano.
El fallecimiento del Papa argentino que transformó la Iglesia –en la forma y en las formas, que no en lo doctrinal–, la hizo más cercana a los que sufren, a los marginados, a los últimos, ha dejado sin aliento a un pueblo romano cuyo pastor no es otro el Santo Padre, Obispo de Roma.
Lo cierto es que Francisco continuó en su magisterio con la senda marcada por sus predecesores, sobre todo San Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero también es cierto que el Papa llegado de Argentina quiso que la Iglesia tuviera una impronta evidente en las periferias, así lo logró.
Doce años de Pontificado, 66 países visitados en sus viajes internacionales (incluidos algunos de los lugares más peligrosos de la Tierra como Irak o República Centroafricana), 4 encíclicas firmadas, más de 900 canonizaciones (incluidas las de San Juan XXIII, San Juan Pablo II y San Pablo VI), culminó la reforma de la Curia, y puso en valor el papel de las mujeres en la Iglesia situando a dos de ellas por primera vez en dos de los puestos centrales: el governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano (la religiosa Rafaella Petrini) y en el Dicasterio para la Vida Consagrada (Simona Brambilla).El Papa Francisco quería una Iglesia con olor a oveja, un ceremonial de exequias más sencillo y una humilde tumba en su querida basílica de Santa María la Mayor, donde se venera el icono mariano de la Salus Populi Romani.
Allí reposarán sus restos desde el próximo sábado 26 de abril. Pero, hasta entonces, su capilla ardiente está instalada en la Basílica de San Pedro del Vaticano, junto al impresionante baldaquino de bronce de Bernini y bajo la indescriptible cúpula de Miguel Ángel.
Por delante de su ataúd están pasando desde la mañana del miércoles miles de fieles, peregrinos y romanos, para dar su último adiós al llamado Papa de los pobres, a su Papa, y rezar por él.
Un Papa al que muchos fieles de forma espontánea ya se están refiriendo como un grande, un título que, curiosamente, se le concedió también a San Juan Pablo II.
Lo cierto es que el Pontificado de Francisco pasará a la historia como uno de los pontificados más trascendentales de la historia reciente de la Iglesia.
Los fieles se están volcando en el recuerdo del Papa recientemente fallecido. Los adoquines romanos (los famosos sampietrini) a ratos casi no se pueden distinguir en la plaza de San Pedro bajo los pasos de los miles de fieles que guardan fila para acceder a la basílica vaticana y rendir homenaje.
Exactamente, 19.430 fieles han pasado en la jornada del miércoles ante el féretro del Papa Francisco, según datos de la Sala Stampa Vaticana.
Una Sala Stampa que también ha dado el dato de más de 4.000 solicitudes de acreditaciones de prensa cursadas hasta el momento.
Datos que muestran el enorme interés que está generando el funeral del Papa Francisco y el futuro Cónclave. Un futuro Cónclave que ya está produciendo gran expectación, como demuestran las preguntas de periodistas y también de fieles sobre los detalles de las congregaciones generales en las que están participando 103 cardenales.
Roma llora a su Papa. Roma dice adiós al Papa Francisco. Un Papa Francisco que, para muchos, es ya un grande.