Europa Press

Salud mental

El estrés y la depresión en adultos pueden aumentar el riesgo de demencia

Un estudio ahonda en la conexión entre el deterioro cognitivo y determinadas afecciones

Un estudio del Instituto Finlandés de Salud y Bienestar, la Universidad de Helsinki y la Universidad de Finlandia Oriental ha demostrado que el riesgo de demencia es una quinta parte mayor en adultos de mediana edad que declaran percibir más estrés, depresión, nerviosismo o agotamiento.

El desarrollo de trastornos de la memoria es un proceso gradual en el que influyen diversos factores en las distintas etapas de la vida. El diagnóstico de trastorno depresivo, por ejemplo, se considera un factor de riesgo de demencia e investigaciones anteriores habían sugerido que incluso los síntomas más leves de angustia psicológica aumentan el riesgo de demencia. No obstante, esos estudios habían incluido una pequeña muestra de pacientes con demencia o un corto periodo de seguimiento, por lo que no habían logrado distinguir de forma fiable entre los factores de riesgo reales y los síntomas prodrómicos causados por cambios cerebrales que se desarrollan antes del diagnóstico clínico de trastorno de memoria.

Estos nuevos hallazgos, publicados en la revista científica JAMA Network Open, indican que los síntomas de angustia psicológica aumentan el riesgo de demencia. Esto no parece explicarse por los síntomas prodrómicos de los trastornos de la memoria.

El estudio ha evidenciado que los síntomas de depresión, agotamiento o nerviosismo que se manifestaban incluso a los 45 años de edad tenían una asociación significativa con el riesgo posterior de demencia.

Muestra

El estudio abarcó a unos 68.000 finlandeses que participaron en el estudio nacional FINRISK entre 1972 y 2007. Se les realizó un seguimiento durante varias décadas (de 10 a 45 años) en busca de diagnósticos de demencia. Los datos sobre demencia se obtuvieron de registros sanitarios. Al responder a las preguntas relativas a los síntomas psicológicos, los sujetos del estudio tenían entre 25 y 75 años.

«En los análisis, tuvimos en cuenta las muertes por causas distintas a la demencia, algo que sólo habían hecho antes un puñado de investigadores de la demencia. Los que mueren más jóvenes nunca tienen tiempo de desarrollar demencia, que suele aparecer sólo a una edad avanzada. Utilizamos modelos estadísticos que tienen en cuenta la mortalidad como riesgo competitivo de muerte», ha señalado Sonja Sulkava, investigadora principal del estudio.

A medida que la población envejece, los trastornos de memoria son cada vez más frecuentes, lo que hace importante comprender sus factores de riesgo.

«Desde la perspectiva de la psiquiatría, es especialmente interesante que, mediante una cuidadosa modelización, hayamos establecido una conexión entre los síntomas asociados a la angustia mental y una enfermedad cerebral orgánica», ha remachado Tiina Paunio, otra de las autoras de la investigación.