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Fumar encoge el cerebro y lo envejece prematuramente

Un estudio explica cómo fumar se relaciona con el Alzheimer y la demencia

«Fumar encoge el cerebro», así de contundente es la conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Washington. Dado que el cerebro de las personas pierde volumen de forma natural con la edad, fumar hace que el cerebro envejezca prematuramente, dijeron los investigadores. La buena noticia es que dejar de fumar previene una mayor pérdida de tejido cerebral, pero aún así, no devuelve el cerebro a su tamaño original.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que un 14 % de los casos anuales de demencia a nivel mundial podrían atribuirse al hábito de fumar. En general, las personas que fuman actualmente tienen probabilidades de un 30 % mayores de desarrollar demencia y un 40 % mayores de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, según un análisis de 2015 de 37 estudios diferentes publicados en el boletín PLOS ONE.

Ahora, estos datos han sido ratificados en una nueva investigación, que acaba de ser publicada en Biological Psychiatry: Global Open Science, y que ayudan a explicar por qué los fumadores tienen un alto riesgo de sufrir deterioro cognitivo relacionado con la edad y enfermedad de Alzheimer.

Laura J. Bierut, la autora principal de la investigación asegura, en un comunicado, que «hasta hace poco, los científicos habían pasado por alto los efectos del tabaquismo en el cerebro, en parte porque estábamos centrados en todos los terribles efectos del tabaquismo en los pulmones y el corazón. Pero a medida que comenzamos a observar el cerebro más de cerca, se hizo evidente que fumar también es muy malo para el cerebro».

El papel de la genética

Hay otro factor a considerar: la genética. Tanto el tamaño del cerebro como el hábito de fumar son hereditarios. Aproximadamente la mitad del riesgo de que una persona fume se puede atribuir a sus genes.

Para desentrañar la relación entre genes, cerebros y comportamiento, Bierut y la primera autora Yoonhoo Chang, analizaron datos extraídos del un subconjunto de más de 40.000 participantes del Biobanco del Reino Unido que se sometió a imágenes cerebrales, que pueden usarse para determinar el volumen cerebral. En total, el equipo analizó datos no identificados sobre el volumen cerebral, el historial de tabaquismo y el riesgo genético de fumar de 32.094 personas.

Se demostró que cada par de factores estaban relacionados:

  • Antecedentes de tabaquismo y volumen cerebral
  • Riesgo genético de fumar y antecedentes de tabaquismo
  • Riesgo genético de fumar y volumen cerebral

Además, la asociación entre fumar y el volumen cerebral dependía de la dosis: cuanto más paquetes fumaba una persona al día, menor era su volumen cerebral.

Utilizando un enfoque estadístico conocido como análisis de mediación, los investigadores determinaron la secuencia de eventos: la predisposición genética conduce a fumar, lo que conduce a una disminución del volumen cerebral.

Tanto el envejecimiento como el tabaquismo son factores de riesgo de demenciaLaura J. Bierut

«Suena mal y es malo», dijo Bierut. «Una reducción en el volumen cerebral es consistente con un mayor envejecimiento. Esto es importante a medida que nuestra población envejece, porque tanto el envejecimiento como el tabaquismo son factores de riesgo de demencia».

Y, desgraciadamente, la contracción parece irreversible. Al analizar datos de personas que habían dejado de fumar años antes, los investigadores descubrieron que sus cerebros permanecían permanentemente más pequeños que los de las personas que nunca habían fumado.

No se puede deshacer el daño que ya se ha causado, pero se puede evitar causar más dañoYoonhoo Chang

«No se puede deshacer el daño que ya se ha causado, pero se puede evitar causar más daño», afirmó Chang. «El tabaquismo es un factor de riesgo modificable. Hay una cosa que puedes cambiar para dejar de envejecer tu cerebro y ponerte en mayor riesgo de demencia, y es dejar de fumar».