Circulan numerosos mitos sobre el aceite de oliva que alteran notablemente los beneficios que tiene un producto que constituye la base de la Dieta Mediterránea
La verdad sobre el aceite de oliva: ¿Caduca? ¿Engorda? ¿Si amarga hay que tirarlo?
Un producto esencial de la dieta mediterránea que destaca por sus propiedades saludables y su versatilidad en la cocina
El aceite de oliva, conocido como el «oro líquido», es un emblema de la gastronomía y cultura mediterráneas. Sin embargo, pese a ser un ingrediente básico en innumerables recetas y un aliado en la salud cardiovascular, está rodeado de falsos mitos que a menudo oscurecen sus múltiples beneficios. Con motivo del Día Mundial del Olivo, analizamos algunas de estas creencias erróneas y repasamos las verdades sobre este valioso alimento.
¿El aceite de oliva engorda?
No necesariamente. Aunque todas las grasas vegetales aportan 9 kcal por gramo, el aceite de oliva virgen extra (AOVE) tiene un efecto saciante que puede ayudar a reducir el consumo general de grasas. Además, este tipo de aceite contiene antioxidantes y vitaminas liposolubles como A, K, C y, especialmente, E, lo que lo convierte en una opción más saludable frente a otras grasas.
Un protector del corazón
Lejos de ser perjudicial para la salud cardiovascular, el aceite de oliva se ha consolidado como un aliado para prevenir enfermedades cardíacas. Estudios como el reciente CordioPrev, que analizó los efectos del AOVE en pacientes infartados, demostraron que consumir 50g diarios de este aceite como única grasa reduce en un 30 % el riesgo de sufrir episodios graves de cardiopatías. Su capacidad antiinflamatoria y su impacto positivo en la dieta mediterránea lo respaldan como una elección óptima para cuidar el corazón.
El AOVE es un aceite más caro que el convencional
El AOVE es ideal para freír, gracias a su alto punto de humo (240 °C) y su resistencia a la oxidación térmica. Según investigaciones del Instituto de la Grasa de Sevilla (CSIC), mantiene sus propiedades saludables incluso después de siete frituras consecutivas, superando al aceite de girasol, que se degrada tras cuatro usos. Además, su capacidad de formar una película en los alimentos reduce la absorción de grasa y conserva mejor los nutrientes.
El mito del color verde
El color del aceite no determina su calidad. Este depende de factores como la variedad de aceituna, el grado de maduración y el proceso de elaboración. La cata profesional se realiza a ciegas para evitar que el color influya en la evaluación, ya que lo esencial son sus cualidades organolépticas (sabor y aroma) y su composición físico-química.
¿Pica o amarga? Una señal de calidad
El picor y el amargor no son defectos, sino indicadores de la frescura y riqueza en antioxidantes y polifenoles del aceite virgen extra. Estas propiedades no solo mejoran su conservación, sino que también aportan beneficios para la salud, como la prevención del envejecimiento celular.
Otros mitos comunes
- ¿El aceite caduca? No. Tiene fecha de consumo preferente, tras la cual puede perder aroma y sabor, pero sigue siendo seguro consumirlo.
- ¿Es adecuado para repostería? Sí. Tradicionalmente se ha utilizado en dulces mediterráneos como los pestiños.
- ¿Tiene gluten? No. Al ser un producto derivado de frutas, está libre de esta proteína.
- ¿El aceite viejo sabe mejor? Falso. Pierde intensidad y propiedades organolépticas con el tiempo.
El aceite de oliva es mucho más que un ingrediente culinario: es un símbolo de la Dieta Mediterránea, reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Su valor nutricional, versatilidad y sabor lo convierten en un tesoro gastronómico que merece ser apreciado y protegido.
En resumen, el aceite de oliva no solo aporta riqueza a nuestras recetas, sino también beneficios para la salud. Desmontar los mitos que lo rodean es clave para valorar adecuadamente este producto estrella de nuestra cultura.