El psicólogo Sebastián Girona

Sebastián Girona: «Refugiarse en el trabajo no es malo, el riesgo es quedarse atrapado»

El psicólogo, especializado en vínculos de pareja analiza cómo adaptarse a los cambios tras una ruptura

Afrontar el día a día después de una ruptura sentimental puede ser un desafío emocional. Según afirma el psicólogo, especializado en vínculos de pareja, Sebastián Girona una de las claves está en mantener una rutina. Además, «es importante trabajar en uno mismo para evitar que la tristeza natural se transforme en una depresión», afirma el psicólogo y autor de No te aguanto más y Cada cual por su lado.

–Tras una ruptura, ¿existe el riesgo de refugiarse en el trabajo?

–Refugiarse en el trabajo siempre es una tentación y en alguna medida hacerlo no está del todo mal. El riesgo es quedarse atrapado en el trabajo. Cuando transitamos una crisis tenemos que oscilar entre exponernos a la tristeza que sentimos y apoyarnos en nuestros afectos y nuestras cosas importantes, entre ellas el trabajo que para muchas personas es fundamental en su vida. Lo que es importante tener en cuenta es que estas medidas tienen que ser provisorias.

–¿Se deben repetir los mismos hábitos que se tenían cómo ir al mismo gimnasio o deberían cambiarse?

– Es importante mantener una rutina porque esta nos ordena y organiza. A partir de esto, en la medida que se pueda, es fundamental mantener esa rutina. En situaciones como una crisis, los días de entre semana suelen ser más fáciles que el fin de semana, donde todo se desarma y eso puede ser angustiante.

–En el caso de que los amigos sean comunes, ¿qué hacemos?

–Ese suele ser un problema recurrente ya en estos casos esas amistades suelen quedarse con quien era el amigo original y quien no tenía tantos amigos tiene que comenzar a construir otros vínculos. Trabajo complejo en cualquier momento pero mucho más transitando una crisis y con menos energía.

–¿Se debe cortar totalmente la relación con tu ex?

–Muchas veces se aconseja cortar completamente el vínculo porque cuando volvemos a hablar se refuerza el estímulo y eso demora la recuperación. El problema es que necesitamos entender qué pasó y muchas veces lo hacemos a partir de hablar con el otro, aunque sea doloroso. Inevitablemente hay un tiempo de transición antes de empezar a recuperarnos.