Ángel Martín presenta su segundo libro Detrás del ruidoJAVIER OCANA

Ángel Martín: «Estar mal no forma parte de la vida»

El humorista, que regresa a las librerías con Detrás del ruido, ha charlado con El Debate

Tras el gran éxito de Por si las voces vuelven, con más de medio millón de lectores, Ángel Martín regresa a las librerías con Detrás del ruido, (Ed. Planeta) uno de esos libros que deberían estar en la mesilla de noche para ser consultado por todos y cada uno de nosotros. Unas páginas en las que el autor, con un tono cercano e incluso íntimo, relata como él consigue mantener la cordura tras superar su brote psicótico, consejos que a él le sirven y que, más allá de los problemas de cada uno, todos podemos aplicar en nuestro día a día porque, como Ángel Martín afirma: «No somos estatuas de mármol a las que solo les afectan los golpes fuertes. Todo lo que nos sucede, por pequeño que sea, nos transforma, aunque sea un poco».

El humorista, guionista, actor y presentador ha charlado con El Debate.

–¿Qué significa ponerse detrás del ruido?

–Ponerse detrás del ruido consiste en aprender a distinguir los pensamientos que no sirven de absolutamente nada de los que sí son útiles. Yo creo que ahora mismo tenemos la cabeza, en muchas ocasiones, llenas de cosas que no sabemos a que corresponden: no sabemos si es el pasado, tristeza que no identificamos, ansiedad, agobio, estrés.., pero no sabemos muy bien distinguir si son causadas por cosas que están sucediendo, cosas que sucedieron, cosas que creemos que sucederán... Ponerse detrás del ruido consiste en tratar de bajar todo el volumen de esas cosas que no están sirviendo para absolutamente nada, para aprender a escuchar el sonido que de verdad valga de algo y te permita construir en una dirección inteligente.

–En el libro explicas que la fragilidad es algo que, aunque pase tiempo no desaparece ¿esto no te asusta?

Hay una cosa que toca asumir pronto y es que sentirte frágil puede sucederte varias veces a lo largo de la vida. No tiene más. Va a haber momentos a lo largo de la vida donde sientas que no tienes suficiente fuerza como para enfrentarte a ciertas cosas. Como ya sabes que eso puede pasar, lo que tienes que tratar de prevenir es que esa circunstancia no te hunda. No siempre vamos a poder enfrentarnos a absolutamente todo lo que suceda. Después del brote me di cuenta de que había tenido un montón de miedos por muchas cosas y ninguno de esos miedos sucedió mientras que lo que sucedió no estaba previsto.

–Sugieres en el libro que el mejor tatuaje es el que ponga 'Calma'. ¿Hasta qué punto es importante la calma?

–Mucho, mucho, mucho. Sobre todo porque creo que nos estamos empezando a acostumbrar a actuar, hablar, decidir por inercia. Hay que parase a pensar: por qué estamos tomando ciertas decisiones, por qué nos estamos rodeando de ciertas personas, por qué estamos diciendo esto o aquello ..., no nos paramos a pensar el valor que tienen las cosas, el por qué estamos construyendo lo que sea que estemos construyendo. Hay que preguntarse: ¿Está todo en la línea con lo que yo quiero construir? Creo que es la única posibilidad de saber si lo estás construyendo de forma consciente o no, es frenando un momento y tomándote las cosas con calma y pensando con calma porque tenemos más tiempo del que creemos. No todo requiere una respuesta y una decisión de forma inmediata.

Ángel MartínJAVIER OCANA

–Sin embargo, tú ahora estás súper activo: promocionando tu segundo libro; con el Informativo matinal para ahorrar tiempo (de dos o tres minutos) y comienzas la gira de Punto para los locos. ¿Es mejor estar activo?

–Sí, pero fíjate que es muy distinto la calma a no hacer muchas cosas. Tú puedes abarcar un millón de cosas si tienes súper claro el por qué las estás haciendo y entonces no te va a importar porque te has embarcado en esos proyectos con una intención muy clara y sabes porqué lo haces. Embarcarse en tres o cuatro proyectos es más un tema de organización, sobre todo si estás en ellos de forma voluntaria.

El concepto calma es algo mucho más profundo. Yo creo que, siguiendo este mismo ejemplo: yo decido ponerme a escribir o decido embarcarme en una gira con Punto para los locos después de tomar la decisión con mucha calma. No me levanto y digo 'pues ahora voy a escribir un monólogo, voy a escribir un libro', no, me siento y asumo lo que me va a suponer hacerlo. Pones por delante todo lo que va a suceder y lo valoras con calma.

–Es importante la gente con la que te rodeas, pero ¿cómo sabes quién te está haciendo bien y quién no?

–Yo creo que lo sabemos todos. ¿Tú de verdad no sabes quién sobra en tu vida? Lo sabemos. Es que lo sabemos. Muchas veces fingimos que no. Pero yo estoy convencido de que tú sabes quién sobra en tu vida. Otra cosa es que seas capaz ahora o te veas con fuerza de decirle a esa persona 'oye, hasta aquí' o 'basta' o tomar la decisión de reconfigurar esa amistad. Pero todos lo sabemos.

–¿Qué le dirías a aquellos que opinan que estar mal forma parte de la vida?

–No estoy para nada de acuerdo con esa frase. Estar mal es una sensación de que algo está fallando en algún sitio. Estar mal es un síntoma de que algo está pasando. Creo que estamos convirtiendo esa frase en algo rutinario que lo único que hace es que cada vez que te sientes mal con algo, lo pasas por alto diciendo 'qué más da' o 'da igual, venga tira millas' y al final eso sigue estando ahí, sigue erosionándonos. Estar mal no forma parte de la vida. Estar mal es un síntoma de que algo no va bien y hay que intentar resolverlo para que no se siga metiendo más profundamente en ti.

–Aquí entra el señor 'Sé listo'

–En mi caso, sí. Yo en el momento en el que noto que hay algo que puede empezar a tener un poco de fuerza y llevarme en una dirección que sé que no es nada inteligente ir y que puede llevar a arrepentirme de haberle hecho caso decido dejar las decisiones en manos de ese tipo –el señor 'Sé listo'– y simplemente obedecer. Ya está. Entre obedecer al tipo que te dice que no salgas de la cama y obedecer al que te dice sal y dúchate, pues es más fácil obedecer al primero. Igual que sabemos el tipo de gente que no nos hacen bien, también sabemos el tipo de acciones, que son un poco peor.

–En el libro también hablas de los secretos. ¿Por qué crees que hay que soltarlos?

–Hay que soltarlos porque pesarán mucho menos. Todos podemos tener secretos porque alguien te ha contado algo o tú has vivido algo que no quieres compartir, esos son solo para ti. Pero en el momento en el que un secreto se empieza a convertir en un lastre hay que contarlo. Lo único que va a suceder al mencionar algo en voz alta es que esa gente a la que le parezca mal o indignante, súper feo o terrible, se vayan de tu lado, pero ¿realmente quieres contigo a gente con la que no puedes hacer o ser como tú eres realmente?

–Ahora te vas de gira con el monólogo Punto para los locos. Habrá mucha gente joven. ¿Están las nuevas generaciones mucho más sensibilizadas con los trastornos mentales?

– Sí, están mucho más sensibilizadas y eso me preocupa. Michas veces hablamos de las generaciones jóvenes como si fueran unos bichos que han aparecido en mitad de un descampado, que los ha traído una nave y nos los encontramos mientras vamos paseando. Y no sabemos de dónde han salido. Pero esos chavales jóvenes son los hijos de gente. Me preocupa porque si esos chavales están mal quiere decir que los adultos hay algo que no estamos haciendo bien. Hablamos de ellos como si no fueran responsabilidad de los adultos, como si ellos mismos tuvieran que poner orden en algo que les está sucediendo a pesar de que, obviamente no pueden saber lo que está sucediendo. El problema de que la salud mental esté empeorando en los jóvenes es que los adultos no estamos priorizando el echarles un cable. Entonces me preocupa. Me preocupa bastante.

–Para terminar, me llama la atención que cuando acabas el Informativo siempre dices un Te quiero...

– Hay un momento en el que yo me doy cuenta de que llevo 22 años dedicándome al entretenimiento y si eso sucede es porque la gente está ahí para apoyar los proyectos. Mi trabajo depende de la gente. En el momento en el que te das cuenta de que llevas todo ese tiempo por ellos, piensas 'yo no he dado las gracias por esto'. Con ese Te quiero estoy tratando de recuperar todos los agradecimientos pendientes.

Una vez una chica se me acercó y me dijo: 'No sé si te has parado a pensar en esto, pero para muchos ese te quiero es el único que escuchamos a lo largo del día'. Nunca lo había pensado desde ahí y, de repente, eso me heló un poco la sangre. Ya se ha convertido en una especie de guerra personal de 'Si estás viendo esto, que sepas que te quiero. Estás dedicando parte de tu tiempo a verme a mí en estos días que nadie hace caso a nada. Vamos, te debo una y grande'.