Método Hakomi
David Medina: «Hacer las cosas despacio y con atención ayuda a descubrirse como persona»
El método Hakomi presta atención al momento presente prestándole atención al cuerpo
Conocerse a uno mismo es clave para resolver conflictos o cuestiones internas y permitirnos alcanzar el bienestar psicológico. Sin embargo, no siempre es tarea sencilla. David Medina, experto en desarrollo personal, presenta Hakomi, un método de autodescubrimiento asistido –en grupo o individual– que presta atención al momento presente: «Nuestro objetivo es que la persona se conozca cómo funciona, especialmente de todo aquello que pueda ser inconsciente», explica Medina, que tendrá sesiones en Madrid los próximos 16 y 17 de marzo.
–¿Qué es el método Hakomi y en qué se diferencia exactamente del mindfulness?
–Hakomi es un método de autodescubrimiento asistido. Fue creado por un psicólogo ingeniero llamado Ron Kurtz en el cual se presta atención al momento presente, a lo que sea que está ocurriendo ahora y con especial atención al cuerpo aunque también prestamos atención a cualquier aspecto de la experiencia: pensamientos; emociones; sensaciones o sentimientos.
Es un trabajo colaborativo. Ayudamos a las personas haciendo pequeños experimentos o con dinámicas muy sencillas en las que, haciendo las cosas más despacio de lo habitual y con más atención, nos revela información sobre nosotros mismos. Es un método que te ayuda a conocerte mejor a ti mismo.
Al ir más despacio y con más atención van apareciendo patrones automáticos y creencias nucleares que pueden estar condicionándonos u organizando nuestra experiencia de alguna manera determinada. Sobre todo nos interesan aquellas que sean inconscientes, porque gran parte de nuestro funcionamiento es en automático y es inconsciente. En ese sentido, no es una meditación como sería el mindfulness, ni una serie de ejercicios con un orden establecido para relajar o para reducir el estrés. Nuestro objetivo es que la persona se conozca cómo funciona, especialmente todo aquello que pueda ser inconsciente.
–Uno de los pilares es la ‘presencia amorosa’, ¿qué significa esto?
–Es una de las cosas más bonitas del método y sería algo así como si te relajas un poquito y piensas en cómo sería la persona ideal para acompañarte en un momento de vulnerabilidad, ¿qué cualidades tendría esa persona? En las sesiones las cualidades que se mencionan son siempre las mismas, con muy poca variación. Ahí donde lo he hecho, sea como fuere el grupo, las cualidades siempre han sido: que me escucha; que me presta atención; que me acepta; que no me juzga; que me trata con ternura; que está disponible; que me valora; me aprecia; es comprensiva; es compasiva; tiene empatía; es respetuosa. Estas son las básicas. Alguna vez aparece el humor o que den buenos consejos.
Las cualidades que todos queremos de una persona para que nos acompañe en un momento delicado son las mismas. Sabiendo esto, con el método Hakomi lo que hacemos es entrenarnos para convertirnos en esa persona, no con la idea de ser siempre así, pero sí para poder ofrecer momentos así.
–¿Se pueden entrenar estas cualidades?
–Sí, totalmente. De hecho, es parte fundamental de nuestro entrenamiento. Focalizar nuestra atención para encontrar algo de esa otra persona que me haga apreciarla profundamente. Algo que me inspire, algo que me deleite de estar con ella.
Hay una teoría sobre el sistema nervioso que se llama teoría polivagal desarrollada por Stephen Porges que dice que todos estamos chequeando todo el tiempo. Nuestro sistema nervioso está chequeando si la interacción es segura o no. Hemos visto que si cuando encarnas estas cualidades, cuando estás sentado con otra persona de esta manera, el sistema nervioso de esa persona es mucho más fácil que se regule. Nosotros nos entrenamos para identificar si estamos o no en ese estado de apreciación, de empatía y cómo volver a él. Esto tiene unos efectos muy interesantes porque se genera un ambiente de seguridad en las que las personas pueden adentrarse a conocerse a sí mismas teniendo en cuenta que conocerse a uno mismo puede volvernos vulnerables especialmente cuando descubrimos cosas que no nos gustan de nosotros o cosas que puedan estar generándonos sufrimiento a nosotros o a los de nuestro alrededor.
–¿Qué papel tiene el cuerpo en el método?
–El cuerpo es la parte central. Y es lo que hace de Hakomi una actividad muy efectiva en esto del autodescubrimiento, porque de una forma o de otra el cuerpo está expresando en todo momento lo que nos ocurre ya sea a nivel mental, emocional o de sentimientos. Y también está expresando todo aquello que no es consciente. Si yo, aunque no sea consciente, por ejemplo, estoy desconfiando el cuerpo de alguna manera o de otra lo está expresando. A veces es mirando de forma lateral o a veces puede ser cruzando los brazos.
En Hakomi usamos el cuerpo como puerta de entrada para descubrir qué es lo que está pasando y especialmente aquello que no es consciente en ese momento
–¿Cómo me puede ayudar a afrontar los problemas? ¿Cómo puede ayudar acudir a una sesión?
–Yo no voy a cambiar nada de la persona. Yo le ayudo a que se autoestudie y pueda descubrir cómo funciona, cuáles son sus automatismos y especialmente de todo aquello de lo que es inconsciente. Esto nos puede dar mayor capacidad de elección. Si yo descubro, por ejemplo, que estoy defendiéndome en todo momento sin darme cuenta porque tengo una creencia de que cualquiera me puede atacar, puede haber momentos en los que tenga mayor capacidad de elección y me diga: '¡Ah, mira, puedo no estar a la defensiva, me puedo nutrir de la presencia de esta otra persona!'
En realidad, conforme nos vamos conociendo mejor a nosotros mismos, vamos teniendo más capacidad para no elegir aquellos comportamientos que nos vayan a generar sufrimiento o nos estén limitando de alguna manera.
–Esto me puede llevar a saber elegir mejor a las personas que me van a hacer bien
–Totalmente. La manera que tenemos en el método Hakomi de atender a lo que está pasando de manera más lenta y más atenta me puede revelar qué me hace acercarme a un tipo de personas determinadas y cómo puedo estar atento para descubrir qué me pasa cuando me acerco a esas personas. Y efectivamente, decidir no acercarme o saber poner límites.
–¿Cómo se llevan a cabo las sesiones?
–Lo que hacemos es un acompañamiento sin decirle a la persona lo que tiene que hacer con su vida. Si por ejemplo, fuera una sesión individual conmigo, yo ayudo a la persona a observarse y ver qué cosas hay en su discurso que se repiten, qué cosas hay en el cuerpo que está haciendo en este momento y le ayudo a poner una lupa en ciertas cosas de sí misma o de su vida.
Cuando lo hacemos en grupo, el hecho de hacer las cosas más despacio y con más atención de lo habitual, pequeñas dinámicas también pueden revelar a la persona como funciona con otras personas. ¿Cómo me relaciono al presentarme? ¿Cómo me relaciono al integrarme en un grupo más o menos grande? Cualquier aspecto de la vida puede ser objeto de estudio, especialmente lo relacional.