La alimentación restringida en el tiempo se focaliza no solo en lo que se come, sino las horas en que se haceGTRES

Esto es lo que pasa en tu cuerpo si solo comes de 10 de la mañana a 8 de la tarde

La denominada ´alimentación restringida´ mejora los marcadores clave de la salud cardiometabólica

Dietas ricas en azúcar, sal y grasas, combinadas con estilos de vida cada vez más sedentarios, han contribuido al aumento de las tasas de disfunción metabólica. Los médicos recomiendan 'comer mejor y moverse más', pero estos cambios en el estilo de vida son difíciles de mantener a largo plazo para la mayoría de las personas.

En los últimos años diferentes investigaciones han puesto el foco en una alimentación restringida en el tiempo o crononutrición, que se focaliza no solo en analizar aquello que se ingiere, sino las horas del día en que se hace.

Un nuevo ensayo clínico de investigadores del Instituto Salk y de la Universidad de California en San Diego ofrece un enfoque más práctico y accesible para una gama más amplia de pacientes, incluidos aquellos que ya toman medicamentos. La principal conclusión es que la alimentación restringida en el tiempo junto con un asesor nutricional, se asocia con un mayor control del azúcar en sangre y una mayor pérdida de grasa que aquellas personas que solo tuvieron asesoramiento nutricional.

El estudio, publicado en Annals of Internal Medicine, evaluó el efecto del ayuno intermitente en el control de la glucosa, la masa grasa y la pérdida de peso entre 108 adultos con síndrome metabólico, IMC elevado y glucosa en ayunas característica de la prediabetes.

Dos grupos de estudio

Los investigadores asignaron aleatoriamente a los participantes en dos grupos.

  1. En el primero, los participantes recibieron recomendaciones nutricionales y de estilo de vida estandarizadas y se les aconsejó que continuaran con sus patrones de alimentación.
  2. El segundo grupo recibió las mismas recomendaciones nutricionales, pero también se les asignó una ventana de alimentación personalizada de 8 a 10 horas. Lo que, por ejemplo, supondría desayunar a las 10 de la mañana y cenar antes de las 20 h, comenzando al menos una hora después de despertarse y terminando al menos tres horas antes de irse a dormir con un ayuno nocturno de 14 horas.

Los investigadores monitorearon de forma remota la intervención durante tres meses, durante los cuales los participantes registraron el horario de la ingesta dietética todos los días. El resultado primario fueron los cambios en la glucosa en ayunas, mientras que los resultados secundarios incluyeron cambios en la HbA1c y los parámetros cardiometabólicos.

Menos grasa pero no músculo

El grupo que hizo ayuno intermitente no solo tuvo una mayor disminución de peso, sino que una mayor proporción del peso perdido fue de grasa, lo que sugiere que el control horario en las comidas probablemente represente un menor riesgo de deterioro muscular asociado con la pérdida de peso.

Además, los pacientes que comieron en un intervalo constante de ocho a diez horas cada día durante tres meses experimentaron mejoras en varios marcadores de regulación del azúcar en sangre y de la función metabólica en comparación con los que recibieron tratamientos estándar.

El profesor de Salk Satchidananda Panda, coautor del estudio, explica: «Nuestros cuerpos procesan los azúcares y las grasas de manera muy diferente según la hora del día», y añade: «Al comer con restricción horaria, estamos reactivando la sabiduría natural del cuerpo y aprovechando sus ritmos diarios para restablecer el metabolismo y mejorar la salud».

Por su parte, Pam Taub, profesora de la UC San Diego y cardióloga en UC San Diego Health, afirma: «Para muchos pacientes, el síndrome metabólico es el punto de inflexión que conduce a enfermedades graves y crónicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas» y concluye: «Existe una necesidad urgente de intervenciones de estilo de vida más efectivas que sean accesibles, asequibles y sostenibles para todos».