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Cinco hábitos para conseguir una alimentación saludable este verano

Las vacaciones de verano pueden ser la causa que nos aleje de una alimentación saludable, pero manteniendo un hábito diario, se puede disfrutar de la comida en cualquier momento

Con la llegada de las vacaciones de verano, es fácil dejarse llevar. Playa, vermú, cenas con amigos… Sin duda, requiere de mucha fuerza de voluntad mantener los hábitos saludables en nuestra alimentación. Aunque no hay que olvidarse de disfrutar y darse algún capricho, no todo tiene por qué ser un exceso: es importante mantener a nuestro cuerpo en sintonía para disfrutar de las vacaciones sin castigarlo.

Tener buenos hábitos alimenticios ayuda a nuestro organismo y a nuestra mente. De hecho, un estudio publicado por Frontiers in Nutrition destaca que una correcta alimentación prevendría el desarrollo de trastornos mentales.

Por ello, la comida saludable tiene un importante peso en nuestro cuerpo, ya que es importante saber controlar la dieta diaria y no es solo una cuestión de calorías, sino también de una instauración de distintos hábitos como una buena hidratación, comer variado…

Consciente de ello, los expertos de De Eat!, la cadena de restauración pionera en la introducción del concepto Fast&Good, apuestan por una alimentación sana y variada incluso estando de vacaciones. Desde su experiencia, dan cinco consejos para conseguir llevar una alimentación saludable este verano:

Primero proponen hacer un plan de comidas. Improvisar tiene a veces sus inconvenientes. A la hora de comer, es importante tener claro un menú diario y evitar decidir en el último momento, ya que se puede tender a comer «platos menos sanos». Por eso, tener un calendario con diferentes comidas ayudará a controlar mejor lo que se come diariamente, ya sea en casa o fuera.

Hay que cocinar platos variados, ya que en la variedad está el gusto. Es recomendable comprar alimentos que se puedan combinar para preparar platos diferentes y así evitar caer en la rutina. Por ejemplo, las verduras o legumbres se pueden preparar en ensaladas o salteados.

Beber mucha agua. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir entre 1,5 y 2 litros de agua cada día. De esta manera, ayudará a regular el hambre y a estar bien hidratado. Además, se debe evitar beber bebidas con gas o azucaradas.

También es de gran importancia saber comer despacio. Si se cumple este sencillo hábito se consigue una mejor digestión, además de saciarse antes. Si se come muy deprisa, no se deja tiempo suficiente para que las señales de saciedad del sistema digestivo le digan al cerebro que ya se está saciado. Normalmente, estas señales requieren de unos 20 minutos desde que ese empieza comer.

El último punto que proponen es apostar por las grasas buenas como el aguacate, el aceite de oliva, las nueces o el pescado azul. Hay que evitar todos aquellos que tengan grasas vegetales refinadas (aceite de palma, girasol…), presentes en mayoría de los alimentos procesados.