¿Se puede congelar el yogur?

En las neveras de los españoles el yogur suele ocupar un lugar destacado. Como alimento es una fuente de calcio, rico en proteínas de alto valor biológico, más asimilables y digeribles que las de la leche, y vitamina D, que actúa como fijadora de calcio en los huesos.

Esta 'leche fermentada' cuyo proceso de fermentación se haya producido por dos tipos de bacterias ácido-lácticas –Lactobacillus bulgaris y Streptococcus thermophilus– es un alimento «vivo». La conservación de alimentos lácteos varía en función del tipo de alimento. En el caso de los yogures, la luz, el calor y el oxígeno son los principales factores que influyen en su conservación. Si no se van a consumir dentro de las fechas recomendadas, la forma correcta de mantener los alimentos en buen estado en congelándolos pero, ¿se pueden congelar los yogures? La respuesta es sí pero teniendo en cuenta distintos factores como los envases o los cambios en la textura.

Para congelar el yogur lo primero es elegir un recipiente adecuado. Si se compra el clásico yogur individual, generalmente es seguro congelarlas siempre que no vengan en recipientes de cristal ya que podría romperse.

Si lo que se desea es congelar el yogur comprado a granel en porciones individuales los mejores recipientes son los de plástico flexible, los de silicona o las bolsas para congelar porque se adaptan a la expansión de los líquidos congelados.

Otra opción son las bandejas para cubitos de hielo a las que se puede poner una paleta que sirva de helado y comer sin descongelar.

Los expertos advierten que la congelación puede afectar la textura del yogur. Además no es similar la descongelación de un yogur griego que uno cremoso, algunos producirán un efecto más granulado debido a la separación del contenido de agua congelada de las proteínas de la leche. Otros tipos mantendrán parte de su suavidad cuando se congelen. Por esta razón, los yogures congelados y descongelados pueden parecer más líquidos o con más grumos.

Es más seguro descongelar el yogur durante la noche en el interior de la nevera, ya que las temperaturas de la encimera pueden provocar un crecimiento bacteriano peligroso.