Cómo identificar si una persona está atravesando una depresión

La depresión constituye ya un grave problema a nivel mundial. Una enfermedad silenciosa, imprevisible y todavía tabú, lo que impide que se termine de tratar como es debido. Afecta a 2,1 millones de personas en España, lo que representa el 5,25 % de la población mayor de 15 años. Por ello, este viernes se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, con el que se intenta visibilizar esta afección mental y normalizarla para poder afrontarla.

La depresión es el más importante de los trastornos del estado de ánimo, ya que su prevalencia oscila entre el 5 % y el 6 % en los países de habla hispana. Se trata de una condición que limita nuestra capacidad para vivir una vida personalmente significativa y que, con frecuencia, tiene repercusiones en el área académica, laboral, familiar o social.

Pero uno de los principales problemas de la depresión es saber identificarla, tanto en uno mismo como en las personas que nos rodean. Lo primero es saber diferenciarla de una simple tristeza o época de bajo estado de ánimo. Según explica Joaquín Mateu, doctor en Psicología Clínica y de la Salud y docente de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), esta emoción «totalmente legítima» surge «al enfrentarnos a pérdidas relevantes, como la muerte de un ser querido o una ruptura sentimental».

De manera coloquial, es habitual ver entremezclados estos dos términos, lo que puede llevar a autodiagnósticos desacertados que pueden empeorar innecesariamente la situación del paciente.

En caso de los adultos, lo más habitual es la irrupción de una tristeza que no mejora cuando ocurren cosas buenas. Como explica el doctor Mateu, la depresión hace que nos sintamos «abatidos con aparente independencia de lo que nos pase y, en consecuencia, que no nos apetezca demasiado hacer lo que hasta ese momento siempre nos había gustado».

Otro de los síntomas frecuentes de la depresión es el surgimiento de lo que se conoce como anhedonia, que se traduce en una extraordinaria dificultad para sentir placer. Cuando convergen ambos síntomas, «se pierde sustancialmente la ilusión por participar en las cosas que proporcionaban buenos momentos, por lo que poco a poco la vida va perdiendo alicientes y convirtiéndose en un páramo anodino», según explica el experto.

Para poder afrontar y superar esta enfermedad es esencial acudir a un profesional o animar a la persona que lo sufra a que vaya. Será él quien diagnostique y elija qué tratamiento conviene más: si va a ser solamente psicológico o también se combinará con medicamentos antidepresivos.