Falsos mitos sobre la disfunción eréctil masculina
Uno de cada cinco varones mayores de 18 años padecen disfunción eréctil
A pesar de que estamos en el siglo XXI, todavía existen falsos mitos o creencias sobre la disfunción eréctil masculina que cuestan desterrarlos de nuestras mentes, y que influyen negativamente en nuestra calidad de vida. Uno de cada cinco varones mayores de 18 años padecen disfunción eréctil, y muchos de ellos son reacios a consultar con un especialista, o consultan cuando la enfermedad está muy evolucionada y los tratamientos ya no son tan efectivos.
Falsas creencias
- Edad: partiendo de la premisa fundamental de que la sexualidad no es sólo penetración, es amor, complicidad, cariño y deseo, la disfunción eréctil no debe considerarse como algo propio de la edad. La «edad biológica» no debe ser impedimento para disfrutar de una buena salud sexual a cualquier edad de la vida. Si el paciente y su pareja lo desean, existe hoy en día tratamientos médicos muy seguros que permiten recuperar la sexualidad con garantías de no empeorar otros sistemas del cuerpo, incluso para personas mayores de 80 años.
- No tiene cura: un buen diagnóstico precoz puede proporcionar un tratamiento curativo para la disfunción eréctil. Independientemente de estos casos, se puede tratar y recuperar la erección, aunque no se pueda curar. De hecho, muchas personas toman tratamientos a diario para la diabetes o para la hipertensión y se considera como algo normal, a pesar de que tampoco son medicamentos curativos.
- Los inhibidores de la 5 fosfodiesterasa son peligrosos o perjudiciales: hay un dicho que dice que por la noche todos los gatos son pardos. Lo mismo acontece con los medicamentos comprados por internet o que se toman sin prescripción médica. Los medicamentos que se emplean en la actualidad son muy seguros, pero siempre que sean prescritos por un facultativo y recetado en función de los antecedentes personales de cada paciente y la causa de su disfunción. Además, existen más tratamientos que la Viagra o el Cialis, igualmente muy seguros y efectivos, incluso en pacientes con cardiopatías severas, siempre y cuando sean recetados por un especialista.
- Si me tomo una caja y no funciona, es que no son efectivos: el tratamiento de la disfunción eréctil exige un diagnóstico correcto y un tratamiento a veces muy prolongado antes de ver resultados. Pretender que por tomar 2 ó 4 pastillas que es lo que habitualmente tiene una caja de Viagra o Levitra voy a recuperar una erección potente, es una quimera. El tratamiento de la disfunción consiste en una serie de cambios de hábitos de vida y unos tratamientos intensivos que son fundamentales para recuperar nuestra vida sexual. Si no nos lo tomamos muy en serio, el tratamiento fracasará.
- El tratamiento es el mismo para todos los pacientes: si hubiese un único tratamiento, qué sentido tendría estudiar la causa de la disfunción de cada paciente. De ahí la importancia de consultar con un especialista para poder personalizar cada tratamiento con objeto de obtener el mejor resultado.
- La masturbación puede producir disfunción: la masturbación es una actividad normal a cualquier edad. Sustituir las relaciones sexuales por la masturbación puede suponer un trastorno psicológico y conductual que a la larga puede desembocar en una disfunción eréctil.
- La eyaculación precoz es un síntoma de disfunción eréctil: la eyaculación precoz precisa de un tratamiento específico y diferente al de la disfunción eréctil. Una persona puede padecer ambos procesos, pero no necesariamente uno desemboca en el otro.
- Usar pantalones ajustados puede producir disfunción eréctil: ningún estudio científico ha demostrado que el aumento de la temperatura testicular por ropa ajustada (o por varices testiculares) pueda producir afectación o pérdida de la erección. El aumento de la temperatura testicular puede estar relacionada con la infertilidad masculina, pero nunca con la erección.
Como hemos podido ver, quedan muchos falsos mitos por desterrar en este problema de salud, y una buena educación y divulgación sanitaria es fundamental para corregirlos.
- Dr. Javier Pereira Beceiro, especialista en urología y cirugía laparoscópica