Pintada en Paiporta (Valencia) tras la DANAEUROPA PRESS

La psiquiatría ante una inundación catastrófica como la de Valencia

El catedrático de Psicología, Manuel Gurpegui analiza cómo deben afrontar los profesionales escenarios de catástrofes

Los médicos y otros profesionales sanitarios saben cómo tratar infecciones o fracturas, pero ¿están capacitados para afrontar las alteraciones de la salud mental? ¿Reciben los psiquiatras, los psicólogos clínicos y los psicólogos sanitarios capacitación específica para asistir a las personas ante una eventual situación de desastre masivo? A petición de colegas de Valencia, la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) acertadamente ha organizado, para el próximo 26 de noviembre, una sesión telemática de puesta al día sobre el afrontamiento del trauma y la catástrofe.

El Manual del Residente en Psiquiatría no presenta un capítulo específico sobre esta cuestión, ni en su edición de 2009 ni la de 2022, sino solo alguna breve alusión y un par de referencias bibliográficas, en los capítulos de estrés postraumático o de urgencias psiquiátricas. En los tres tratados de Psiquiatría en los que he colaborado con algún capítulo en los últimos quince años –publicados uno en Madrid (2009), otro en Barcelona (2010) y otro en Lima (2019–, he querido examinar cuál es la extensión que prestan a la actuación profesional ante situaciones de catástrofe humanitaria.

Trastorno de estrés postraumático

En el primero, dentro del trastorno de estrés postraumático, al autor analiza el concepto de trauma; en el segundo, tres psiquiatras de Valencia, en el capítulo de urgencias e intervención en crisis, dedican dos párrafos a las catástrofes; en el tercero, con un capítulo entero sobre «desastres y su impacto en la salud mental», la autora (Raquel Cohen, mencionada después) ofrece una excelente síntesis sobre el papel del profesional y los conocimientos básicos para ayudar a través del tiempo a la población afectada.

Es evidente que los psiquiatras de las Américas se muestran más concernidos que los europeos, seguramente por verse más a menudo afectados por grandes catástrofes colectivas en diversos países. La Organización Panamericana de la Salud viene publicando sucesivas monografías elaboradas por la psiquiatra Raquel Cohen desde hace más de cuarenta años; por ejemplo, la titulada Manual de la atención de la salud mental para víctimas de desastres (1989), disponible en Internet, con recomendaciones para cada fase de la catástrofe y para la puesta en práctica de los servicios de salud mental después del desastre. En lengua inglesa, tengo conocimiento de un libro de más de 600 páginas titulado Mental health and disasters (2009) y de un Textbook of disaster psychiatry (2017), de 350 páginas, ambos de una misma prestigiosa compañía editorial británica y con autores estadounidenses.

Escasa formación específica

Durante mis dos estancias académicas en Santiago de Chile entablé relación con el psiquiatra Rodrigo Figueroa, que en el congreso nacional de Psiquiatría celebrado en Granada en 2018 presentó su experiencia, en una de las sesiones de «encuentro con el experto», sobre primeros auxilios psicológicos tras experiencias catastróficas. Sus conocimientos previos quedaron muy enriquecidos por su participación directa en la atención a las víctimas del terremoto que asoló amplias zonas de Chile en 2010. Él y otros tres médicos chilenos publicaron en 2010 una carta en la Revista Panamericana de Salud Pública en la que advertían de la escasísima formación específica para los futuros médicos y enfermeros; entre 37 de las más distinguidas escuelas de Medicina hispanohablantes de América, solo una incluía esta formación. Figueroa ha continuado después con su trabajo pionero en la práctica, la enseñanza y la investigación sobre primeros auxilios psicológicos.

Un grupo de expertos (Hobfoll y otros 19 coautores) publicaron en 2007 cinco recomendaciones («empíricamente apoyadas») ante experiencias traumáticas masivas; esto es, promover para las personas: sensación de seguridad, calma, sensación de eficacia –propia y de su comunidad–, conexión con su entorno, y esperanza. Los autores describen en gran detalle estas recomendaciones, que han influido mucho en el enfoque posterior de los primeros auxilios psicológicos.

Para mejorar los desenlaces relativos a la salud mental y desde la perspectiva de la salud pública, en 2014, dos epidemiólogos de una importante universidad neoyorkina sintetizaron las intervenciones en un antes y un después. Antes, anticiparse a la catástrofe (disponer de construcciones seguras, adecuar las infraestructuras y adelantar la evacuación). Después, primeros auxilios psicológicos: necesidades básicas (alojamiento, comida y medicinas); reducir el miedo (exposición de imágenes); promover la calma; y recuperar las rutinas previas.

Los profesionales sanitarios, y particularmente los psiquiatras, desean capacitarse al máximo para contribuir, con lo mejor de su saber y de su hacer, a la recuperación de tantas personas y familias asaltadas por la inundación masiva y repentina del pasado 29 de octubre en el Levante español. Entiendo que expreso así lo que sienten mis colegas, cuando el oficio se hace más que nunca profesión.

Manuel Gurpegui, catedrático de Psiquiatría

  • Manuel Gurpegui Fernández de Legaria, catedrático de Psiquiatría