Dos de cada diez personas son obesas o tienen problemas de sobrepeso en España

Día Mundial de la Obesidad

Obesidad y covid, una «bomba de relojería» de efecto retardado para el corazón

Si se junta con la covid se puede ver que afecta a numerosos órganos ya debilitados y puede causar daños muy graves o incluso llevarles a la muerte

Con el motivo del Día Mundial de la Obesidad, el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) ha alertado que la coexistencia de estas dos pandemias, de obesidad y coronavirus, durante un período más prolongado puede comprometer la salud del corazón de quienes las padecen, dando lugar a una reducción de la esperanza de vida por sus secuelas físicas y psicológicas.

El Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) anuncia que el 53,6 % de los españoles tiene obesidad o sobrepeso. El 22 % de los españoles tiene obesidad, sin diferencias entre hombres y mujeres, y el 31,6 % presenta sobrepeso, siendo este significativamente mayor en varones. Tanto la obesidad como el sobrepeso aumentan con la edad, alcanzando la mayor tasa en el grupo de población de 65 años o más.

En concreto, «el sobrepeso y la obesidad elevan el riesgo de hipertensión y ateroesclerosis y con ello, la probabilidad de sufrir infartos cardiacos y cerebrales; aumentan la resistencia a la insulina que acaba dando lugar a diabetes tipo II, cuyo desarrollo puede derivar en ceguera o amputaciones de miembros por isquemias; favorecen enfermedades respiratorias, como la EPOC o el asma; ocasionan problemas de articulaciones, hígado graso y trastornos mentales, tipo ansiedad y depresión, al igual que el riesgo de desarrollar cáncer», enumera la larga lista de afecciones Rubén Bravo, portavoz del IMEO.

«No olvidemos que hoy en día un adulto promedio tiene muchas más probabilidades de ser obeso que cinco décadas atrás», explica el experto y señala como ejemplo China que en los años setenta prácticamente carecía de obesidad y ahora encabeza la lista a nivel mundial, con cerca del 8 % de su población, seguida por Estados Unidos.

«Una década atrás se temía que, si no se tomaban medidas, en 2025 uno de cada cinco adultos podría ser obeso y en España ya estamos al 22 % en obesidad adulta uno, es decir, afrontamos un peor escenario y nos falta por evaluar otros problemas colaterales que han surgido a raíz de la COVID-19 a nivel psicológico y cardiovascular y la relación que guardan con los mecanismos de un envejecimiento acelerado», anota Bravo.

Por ello, insiste, es fundamental tomar conciencia sobre la magnitud del problema y aunar esfuerzos para su adecuada gestión.

Una muerte prematura

En los últimos dos años la obesidad se ha vuelto muy importante, tanto que algunos médicos quieren considerarla como enfermedad.

Si se junta con la covid se puede ver que el virus afecta a numerosos órganos ya debilitados y puede causar daños muy graves en las personas o incluso llevarles a la muerte.

«El COVID-19 ha supuesto un grave riesgo para el corazón de los pacientes con obesidad que ya de por sí sobrecargado, es sometido a un sobre esfuerzo inherente a cualquier infección», explica la nutricionista clínica Carmen Escalada.

Esto favorecerá su envejecimiento prematuro, así como un peor pronóstico, ya que va a propiciar un mayor acúmulo de líquido en los pulmones que hará que estos no ventilen bien y que la concentración de oxígeno que llegue al corazón no sea suficiente.

Además, el coronavirus tiene la capacidad de infectar el músculo cardiaco, pudiendo provocar una inflamación conocida como miocarditis que es aún más grave en pacientes con obesidad, ya que su órgano está más debilitado y su respuesta inflamatoria es más agresiva y desmedida. Asimismo, cabe recordar que la obesidad afecta a nuestros genes favoreciendo el envejecimiento y la muerte prematura.

Por un lado, acelera la disfunción celular, aumentando el riesgo de patologías como los infartos o el alzhéimer y la proliferación descontrolada de células, que puede dar lugar a tumores y, por tanto, al cáncer. Por otro, actúa como un catalizador de la velocidad a la que se acortan los telómeros de nuestros cromosomas.

«Por todo esto, se estima que una persona con sobrepeso puede vivir de media de tres a cinco años menos que quien no lo padezca y, si tiene obesidad mórbida, la esperanza de vida puede bajar hasta diez años, exactamente la misma reducción a la que se expone un fumador», resume.

Combatir el sedentarismo

Para estar sano y combatir el sedentarismo es muy importante mantener un nivel de vida agitado y tener objetivos o propósitos que motiven hacerlo. Para ello, no hay que tener en cuenta factores como edad, estado económico, físico o de salud.

Según la psicóloga del IMEO, María González, «Recordemos que el cerebro no diferencia entre lo que es real y lo que es imaginario a nivel de imágenes, por esto es fundamental no perder de vista los propósitos vitales y, sobre todo, delimitar y planificar aquellas pequeñas acciones que nos pueden dirigir a la meta», resume la psicóloga.