«Los medios se hacen más eco del cáncer de mama que del de próstata, teniendo la misma prevalencia»

Más allá de debates interesados y postulados ideológicos que no conducen a ningún sitio, hay un hecho claro y no siempre conocido, en parte por un tabú auspiciado por el propio hombre.

Hablamos de salud masculina y en concreto, del cáncer de próstata. Se trata del tumor maligno más frecuente entre los hombres en España y cuya prevalencia, en casos y muertes, se mueve en cifras muy similares al de mama en las mujeres.

Un sondeo realizado por Ipsos Digital a solicitud de la Fundación para la Investigación del Grupo Urológico San Rafael (FIGUS) evidencia el desconocimiento entre la población masculina acerca de las patologías vinculadas con la próstata.

Los hombres tienen menor esperanza de vida que las mujeres en torno a unos cinco años. Una buena medida para corregirlo sería empezar a prestar más atención a este órgano masculino. Y es que, según este sondeo, solo cuatro de cada 10 hombres de más de 45 años acuden al urólogo una vez al año. Una cifra alejada de la población femenina, que acude a revisión con su ginecólogo en un 80 %.

Aún hay más. El desconocimiento es tal que tres de cada 10 hombres piensan que las mujeres también deberían revisarse la próstata y un 57 % de los varones encuestados desconoce en qué consiste la determinación analítica en sangre del PSA (antígeno prostático específico), que permite detectar de forma precoz un posible caso.

De ello hablamos con Eldiberto Manuel Fernández, doctor especialista en Urología del Grupo de Urología de San Rafael.

–¿A qué se debe este alto porcentaje de desconocimiento de la propia población masculina respecto a la próstata?

–El cáncer de próstata tiene prácticamente la misma prevalencia que el cáncer de mama en la mujer, sin embargo, la mayoría de los medios, así como las campañas de divulgación y sensibilización, suelen estar más dirigidas a este segundo, a pesar de tener la misma importancia socio-sanitaria. En España, hay 30.000-35.000 casos de cáncer de este órgano, que produce cinco mil muertes, unas cifras muy similares al de mama.

La mujer sí tiene interiorizado el hábito de revisión periódica, el hombre, no tanto

–Esa falta de pedagogía y de concienciación ha llevado al hombre a una falta de información sobre ello...

–La mujer sí tiene interiorizado ese hábito de revisión periódica de la mama, algo que detectamos que no ocurre con el hombre. Solo lo suele hacer si tiene síntomas, derivados en general del crecimiento benigno de la próstata. La prevención, además, es muy sencilla, acudir al urólogo una vez al año, la exploración física, el análisis de sangre y la ecografía.

El PSA, gran aliado

–¿No hay prejuicios, en cuestión de salud masculina, con pruebas como la del tacto rectal?

–El tacto rectal no es siempre necesario, pero no es más que tocar la próstata. No es nada ni molesto ni desagradable. Pero es algo que nos da mucha información sobre el estado de la próstata.

–El de próstata es un tipo de cáncer donde el diagnóstico temprano se antoja casi vital...

–Es trascendental. Los que ya tenemos unos años vivimos una época donde aún no existían marcadores para el cáncer de próstata, como es el antígeno prostático específico, el coloquialmente conocido como PSA. Hace más de 25 años, la mayoría de tumores se detectaban en una fase tardía, lo que hace imposible poder curarlos. Hoy día, con este marcador, que nos indica solo la sospecha, que complementado con otras pruebas radiológicas nos llevan a un diagnóstico precoz aún sin haber aparecido los síntomas.

–¿Qué mensaje transmiten a las autoridades sanitarias e instituciones?

–Sin ninguna duda, es importante que las autoridades sanitarias hagan hincapié, así como los médicos de familia, en pedir en los análisis ese PSA a partir de un rango de cierta edad, al igual que siempre se pide el del colesterol. Es mucho más barato detectar un cáncer de manera precoz y curarlo que tratarlo cuando está extendido. En este sentido, la Unión Europea está promoviendo, mediante la Asociación Europea de Urología (EUA) un programa para implementar el diagnóstico precoz del cáncer.