La hora de la muerte se define como el momento en el que el corazón deja de latirGTRES

Salud

¿Qué le pasa al cerebro después de la muerte?

Entre las conclusiones del estudio se puede extraer que los pacientes tenían consciencia de las conversaciones completas

Lo que ocurre tras la muerte es un tema que muy pocas veces se ha explicado desde el punto de vista científico. Parece que tras el fallecimiento de una persona, los impulsos eléctricos que dan lugar al pensamiento, percepciones y emociones, entre otros, se apagan para siempre y no se despiertan nunca más.

Pero según un grupo de científicos de la Escuela de Medicina NYU de Nueva York, esto podría ser una teoría ya obsoleta a raíz de sus investigaciones.

El doctor y director de cuidados intensivos de este centro, Sam Parnia, asegura que las personas «saben de inmediato que han muerto», debido a que su conciencia sigue activa después de que el cuerpo haya dejado de emitir señales de vida, según un estudio publicado en 2017.

A esta conclusión llegó un equipo de investigadores dirigido por Parnia. Para ello, analizaron a un grupo de pacientes que sufrieron un paro cardiaco y que, técnicamente, murieron, pero les reanimaron y volvieron a la vida poco tiempo después.

Entre las conclusiones del estudio se puede extraer que los pacientes tenían consciencia de las conversaciones completas y, también, de ver las cosas que sucedían a su alrededor, incluso después de haber sido declarados como fallecidos.

Un impulso de energía directo al cerebro

Médicamente, la hora de la muerte se define como el momento en el que el corazón deja de latir, y, por tanto, el flujo de sangre deja de fluir hacia el cerebro. No obstante, según el equipo de Parnia, hay evidencias que sugieren que se produce un impulso de energía en el cerebro cuando una persona muere.

De hecho, en 2013, investigadores de la Universidad de Michigan observaron las señales eléctricas dentro de los cerebros de nueve ratas anestesiadas después de haber sido inducidas a un ataque cardiaco.

Breves momentos después de la muerte clínica, los investigadores observaron patrones de actividad en el cerebro relacionados con un estado de hiperalerta.

Durante un ataque cardíaco, una arteria obstruida impide que la sangre llegue a una parte del corazón, lo que puede causar que esa sección muera, aunque el corazón continúa latiendo. Como consecuencia, las señales eléctricas que controlan la acción de bombeo del corazón se ven interrumpidas, el corazón deja de latir y la muerte ocurre poco después.

El córtex cerebral, la parte pensante del cerebro, también baja su actividad de manera instantánea, lo que significa que no se producen ondas cerebrales, al menos visibles en un monitor, durante alrededor de 20 segundos. Esta primera reacción inicia una cadena de procesos celulares que resultan en la muerte cerebral. Pero, según el doctor y director, «hasta que esto sucede, pueden pasar horas desde que el corazón deja de funcionar».

Realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) envía algo de sangre al cerebro, «aproximadamente el 15 % de lo que requiere para funcionar normalmente», según Parnia. Esto es suficiente para desacelerar la muerte de las células cerebrales, pero no es suficiente para poner en marcha el cerebro para que funcione nuevamente, razón por la cual los reflejos no se reanudan durante la RCP, dijo.

«Si logras reiniciar el corazón, que es lo que la RCP intenta hacer, poco a poco empezarás a hacer que el cerebro vuelva a funcionar. Cuanto más tiempo estés haciendo la RCP, las neuronas continúan muriendo, solo que a un ritmo algo más lento», explica.