Síntomas de la sobredosis de paracetamol

Más de un centenar de productos contienen paracetamol, uno de los analgésicos más utilizados en todo el mundo ya que no necesitar receta. Aunque se trata de un medicamento seguro, no es inofensivo y puede provocar graves problemas.

Por regla general, un adulto de 70 kilos tendría que tomar unos 30 comprimidos de 325 mg para mostrar síntomas de sobredosis. Aunque la muerte es extremadamente improbable, se podría dar en casos de tomar más de 40 comprimidos de este medicamento. Esto indica que las sobredosis de este producto no suelen ser accidentales.

Sin embargo, los expertos sí han detectado lesiones crónicas de hígado e insuficiencia hepática en personas que han tomado dosis más pequeñas de forma continuada. Esto es muy común dado el gran número de medicamentos que contienen el paracetamol entre sus componentes.

Un estudio del Centro Médico Grand Strand de Carolina del Sur, en Estados Unidos, advierte que la mayoría de las sobredosis no provocan síntomas inmediatos, pero que, en casos de gravedad, suelen desarrollarse en cuatro fases.

• En la fase 1, al cabo de varias horas de la ingesta, la persona puede sentir náuseas, aunque en la mayor parte de los casos, no presentan síntomas.

• En la fase 2, de las 24 a 72 horas, empiezan a aparecer las náuseas, los vómitos y el dolor abdominal. En esta fase, los análisis de sangre revelan un funcionamiento anormal del hígado.

• En la fase 3, a los 3 o 4 días, los vómitos empeoran. Los análisis suelen mostrar una función hepática escasa y aparecen los primeros síntomas de ictericia y hemorragias. A veces los riñones pueden fallar y el páncreas se inflama.

• En la fase 4, después de 5 días, o bien el paciente se recupera rápidamente o experimenta una insuficiencia hepática que puede resultar mortal.

Si la toxicidad se deriva de la ingesta de varias dosis más pequeñas tomadas a lo largo del tiempo, el primer indicio puede ser una función hepática anormal, a veces con ictericia y hemorragias.

En caso de sufrir una sobredosis, los médicos suelen tratarla con carbón vegetal o acetilcisteína para reducir la toxicidad. Este «antídoto» ayuda a evitar una lesión hepática pero no cura la que ya se haya producido. En los casos de mayor severidad, se tendría que buscar un tratamiento para la insuficiencia hepática o, incluso, el transplante.