Viruela del mono
¿Se tienen que vacunar contra la viruela del mono las personas ya vacunadas de la viruela?
La cicatriz de la vacuna contra la viruela surgía debido a la utilización de la singular aguja bifurcada
Fue en el año 1979 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) notificó que el virus de la viruela estaba completamente erradicado y no había riesgo poblacional de contagio masivo. Esto fue gracias a la vacuna. 43 años después, la misma organización ha alertado de un nuevo virus llamado viruela del mono.
Ahora que se están notificando casos en todo el mundo hay una pregunta que se está extendiendo, ¿sirve la vacuna de la viruela para frenar este nuevo virus? Según los datos comunicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la vacuna de la viruela posee al menos un 85 % de efectividad en la prevención de este nuevo virus, por lo que si estás vacunado no hace falta una nueva inoculación.
El problema es que no todo el mundo está vacunado. Una vez la enfermedad desapareció, las personas nacidas después de la fecha no han recibido ninguna dosis de vacuna contra el virus. «Las personas menores de 40 a 50 años (dependiendo del país) podrían ser más susceptibles a contagiarse de la viruela del mono», apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, según han confirmado los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)la vacuna que se libere para tratar a la viruela del mono, llamada Jynneos, solo será inoculada en las personas que no han recibido la dosis que sean de alto riesgo y a los contactos estrechos de las personas contagiadas.
¿Por qué deja cicatriz la vacuna de la viruela?
La cicatriz de la vacuna contra la viruela surgía debido a la utilización de la singular aguja bifurcada.
Actualmente, todas las vacunas se inoculan con la aguja hipodérmica, en la década de los años 70 era habitual utilizar esta aguja bifurcada que contaba con dos puntas en el extremo. Inventada por el doctor Benjamin Rubin en 1965, fue empleada durante más de una década para erradicar la viruela junto con la técnica de vacunación en anillo.
La forma en la que se inyectaba la vacuna era un tanto inusual si lo comparamos con lo que estamos acostumbrados a ver en los centros hospitalarios hoy. El encargado del pinchazo sumergía la aguja en la solución de la vacuna, una vez se realizaba esta acción quedaban en las dos puntas la sustancia y se picaba en la piel aproximadamente 15 veces en menos de un minuto.
Cuando se finalizaba, la sangre que se originaba alrededor formaba pequeña protuberancia que, al cicatrizar, dejaba una marca en la piel de la persona vacunada.