En el medio, de rojo, la galardonada Ana Martínez junto a su equipoAna Martínez

Revolución científica

La española que ha patentado la molécula contra la ELA: «Faltan 15 años para su implantación»

La investigadora del CSIC Ana Martínez ha recibido el premio a la mejor invención protegida a una patente relacionada con la ELA

Son muchas las personas que padecen o han padecido esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad donde las células motoras se descastan y dejan de funcionar. Con el paso del tiempo, la persona que lo padece empieza a notar debilidad muscular, espasmos e incapacidad para mover algunas partes de su cuerpo. Además, Cuando los músculos en la zona torácica dejan de trabajar, se vuelve difícil o imposible respira.

Hoy en día en España hay más de 3.700 casos diagnosticados, de los cuales solo un tercio sobrevive a los cuatro años de diagnóstico, pero esto podría cambiar.

La Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) ha concedido el premio a la mejor invención protegida a una patente relacionada con la ELA. La galardonada ha sido Ana Martínez, profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas e investigadora Química Médica y Biológica Traslacional del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB Margarita Salas) del CSIC.

Martínez lleva más de 30 años trabajando en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) descubriendo y desarrollando nuevos fármacos, fundamentalmente centrado en las causas neurodegenerativas.

Ana Martínez CSIC

– ¿Desde qué año lleváis investigando la esclerosis lateral amiotrófica (ELA)?

–Quizás desde el año 2009-2010. Es una enfermedad rara en la que había poca investigación y no tenía mucha visibilidad. Además, es una enfermedad muy dura para los pacientes y muy cruel. Por eso decidimos juntar nuestros esfuerzos en intentar poder avanzar y descubrir nuevas terapias o futuras terapias para esta patología.

Trabajamos muy en contacto con compañías, contactan a los privados porque nosotros somos muy conscientes de que lo que hacemos es descubrir moléculas nuevas que crean una acción biológica relevante para que puedan llegar a ser fármacos necesitan una inversión muy alta que realmente no se puede gestionar ni realizar desde el CSIC y tenemos que transferir nuestros resultados al sector productivo y por habitualmente patentamos nuestros resultados antes de publicarlos por si tienen relevancia darles la oportunidad de ser transferidos.

Ahora estamos intentando desarrollar estos nuevos fármacos para llevarlos a clínica e iniciar el tratamiento de esclerosis lateral amiotrófica

Mi grupo lo lleva patentando desde el año 2000, fue la primera patente que se transfirió al sector productivo. Ahora estamos intentando desarrollar estos nuevos fármacos para llevarlos a clínica e iniciar el tratamiento de esclerosis lateral amiotrófica. Este tipo de compuestos a nivel farmacológico no están en clínica y requieren unos estudios de seguridad muy altos y muy específicos, que son los que pide la Agencia Española del Medicamento Regulatoria, para poder iniciar la fase 1 del compuesto.

–¿Cómo habéis desarrollado el compuesto?

–Mi grupo y yo llevamos trabajando diez años aproximadamente intentando recuperar la patología que posee una proteína que descubierta en 2006 presente en el 97 % de los pacientes de ELA. Se trata de una proteína nuclear que se denomina TDP 43. En condiciones normales los pacientes sanos la tenemos bien y se encarga de regular numerosos procesos celulares, transcripcionales del ARN. El problema viene con la ELA, se sabe que pierde su localización, ya no está en el núcleo, sale al citoplasma celular y ahí tiene diferentes modificaciones postranscripcionales que la impiden ejercer su función.

Una de las modificaciones es la hiperfosforilación, se llena de fosfatos, disminuye su solubilidad, agrega y forma agregados patológicos que tienen efectos tóxicos aparte de la pérdida de función fisiológica ecológica de esta proteína.

–¿Cuál fue vuestra hipótesis?

–Nuestra hipótesis de trabajo siempre ha sido intentar recuperar la función fisiológica de TDP 43 con moléculas pequeñas. Como una primera aproximación se nos ocurrió trabajar con inhibidores de quinasa que son las proteínas que a su vez incluyen los fosfatos para curar esa etapa y que no estuviera hiperfosforilada.

Estamos pendientes de transferir la patente a alguna compañía o crear alguna compañía para poder tener la inversión suficiente para poder realizar los primeros desarrollos regulatorios

De esa manera varias familias de compuestos. Una de ellas es la que está recogida en esta patente, pero las otras familias de compuestos también están patentadas. Lo que hemos visto no solamente es que realmente baje la fosforilación de 30-43 en nuestros modelos celulares, sino que también lo hace en el modelo animal y disminuye la fosforilación en la médula espinal. Además, pensamos esto que se ve es una protección de la motoneurona. Es decir, que hay más motoneuronas vivas que en el modelo sin tratar con el fármaco, que es lo importante.

Lo que nos ha sorprendido es ver cómo no solamente fosforilación es abolida, sino que además TDP 43 es capaz de volver al núcleo y tener su función normal de regulación de la señalización celular. Con lo cual pensamos que es bastante importante este hecho y por eso nos gustaría intentar seleccionar el mejor candidato para que muestre en los seres humanos su valor este tipo de moléculas.

–Ya se ha probado en animales, ¿cuándo se podrá en humanos?

–Ahora estamos pendientes de transferir la patente a alguna compañía o crear alguna compañía para poder tener la inversión suficiente para poder realizar los primeros desarrollos regulatorios, que pide la Agencia Regulatoria para iniciar la fase 1, que es la fase de seguridad. Aquí necesitaríamos voluntarios sanos para poder demostrar la seguridad del compuesto y que no hace daño al ser humano y obtener así la autorización para iniciar la fase 2.

Estas moléculas han cumplido su función en animales, por lo que el siguiente paso es ver qué pasa en los ensayos clínicos con humanos

Creemos que con los resultados de fase 1 y cómo evoluciona el sector biotecnológico, el proyecto ganaría todavía más valor y podríamos pensar en una segunda licencia.

–¿Cuánto tiempo tendríamos que esperar para ver el resultado en humanos?

–Estamos hablando de mucho tiempo. No se sabe realmente, este tipo de preguntas pueden generar falsas esperanzas para los pacientes y lo que necesitan es todo nuestro cariño y apoyo.

Estamos ante un mínimo de 15 años porque de aquí a que consigamos llegar a la fase 1 estamos a dos años o dos años y medio mínimo para poder empezar y tres años y medio para obtener los resultados y si son favorables poder comenzar la fase 2. El camino es lago y estamos ante un periodo de 15 años.

Estas moléculas han cumplido su función en animales, por lo que el siguiente paso es ver qué pasa en los ensayos clínicos con humanos.