Salud
El 70 % de las personas con obesidad padecen síntomas de ansiedad y el 66 % de depresión
Más allá de los hábitos dietético-higiénicos, las emociones, la genética y las hormonas juegan un papel fundamental
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El 70 por ciento de las personas que padecen obesidad experimentan síntomas de ansiedad y el 66 por ciento de depresión, según ha informado el vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y endocrinólogo del Hospital Vithas Sevilla y del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, Cristóbal Morales.
Son datos científicos puestos sobre la mesa por el movimiento 'Más Grande Que Yo', lanzado por la SEEDO y Novo Nordisk con el objetivo de cambiar el relato que existe en la actualidad en torno a estas patologías porque, más allá de los hábitos dietético-higiénicos, las emociones, la genética y las hormonas juegan un papel fundamental.
«Es la única enfermedad en la que se sufre estigmatización. La discriminación percibida por el peso también se asocia a un mayor número de problemas psiquiátricos. La obesidad empieza en el útero materno, por lo que tiene un componente genético, biológico, psicosocial y familiar muy profundo. Es una de las razones por las que solemos tratar a la familia entera mediante una intervención terapéutica que nos ayude a cambiar hábitos de vida no saludables», ha detallado Morales.
En esta dirección, el endocrinólogo ha destacado que muchas personas que tienen obesidad también luchan con problemas relacionados con su estado de ánimo, autoestima, calidad de vida e imagen corporal. «Esta angustia emocional también influye en el éxito del tratamiento. Por ello, la mayoría de los equipos multidisciplinares de tratamiento de la obesidad incluyen, o deberían incluir, profesionales de la salud mental que pueden evaluar y tratar estos problemas», ha enfatizado.
Diferencias entre sexos
Respecto a los motivos por los que los hombres pierden peso más rápidamente que las mujeres, el doctor ha reconocido que todavía no se conocen los motivos, si bien ha comentado que hay datos que apuntan a que ellas consiguen sostener este beneficio más tiempo.
Por ello, el doctor ha recordado la importancia de un abordaje personalizado tanto en la fase inicial de pérdida de peso como en la de mantenimiento. «De hecho, un abordaje médico con perspectiva de género sería beneficioso para confeccionar un programa terapéutico más eficaz», ha confesado.
Asimismo, existen estudios que revelan que las mujeres suelen sufrir más casos de rebote severo que los hombres (un 10% frente a un 7% en ellos), así como de rebote leve (un 19% frente a un 11% en hombres). Este efecto 'yo-yo', según Morales, podría estar atribuido a que las mujeres perciben que tienen una mala salud y vuelven de nuevo a intentar perder peso con otra dieta que fracasa.
«Las dietas milagro no existen, es esencial un plan de pérdida de peso mantenido en el tiempo para evitar este efecto rebote tan negativo, ya que detrás de cada uno de ellos la composición corporal cambia, el adipocito se inflama y cada vez se vuelve más resistente a perder la grasa almacenada», ha manifestado.
Jóvenes obesos con trastornos
Por su parte, la doctora en Psicología Clínica y de la Salud, e investigadora en el Hospital Universitario La Paz-IdiPAZ de Madrid, Helena García, ha avisado de que un tercio de los jóvenes con obesidad que busca tratamiento presenta ya trastornos de alimentación y se calcula que el 75 por ciento de estos jóvenes presentará ansiedad a lo largo de su vida.
«La asociación entre depresión y obesidad está bien establecida. Además, se ha demostrado que la presencia de elevados síntomas de depresión en la obesidad predice la aparición de otros trastornos de alimentación como la bulimia», ha dicho.
En este sentido, García ha insistido en el mensaje principal del Movimiento 'Más Grande Que Yo': la solución a la obesidad no es tan sencilla como seguir una dieta. Los hábitos se hallan arraigados en la biografía del paciente.
«El entorno, los factores endocrino-metabólicos, el placer, las actitudes y las creencias influyen enormemente y demuestran la dificultad para cambiar de hábitos. Cualquier tratamiento que no contemple la esfera emocional y psicológica del individuo fracasará», ha aseverado, para avisar de que la obesidad lleva asociadas más de 200 complicaciones.
Relación con la comida
Al mismo tiempo, la psicóloga ha recordado que la comida actúa como un «anestésico emocional» que nos «aleja» de la soledad, el tedio, la ansiedad o la tristeza. Estas son las emociones que más influyen en la ingesta emocional.
«El problema no es hacer eso, el problema es que esta sea tu única estrategia para manejar la frustración. Nosotros disponemos de herramientas para poder ayudar a demorar la recompensa y manejar mejor la frustración y la incertidumbre», ha enfatizado.
El comer, y más exactamente el masticar, suponen un gasto de energía que en ocasiones se transforma en una forma rápida de reducir la ansiedad. «Si esto es lo que la persona decide hacer constantemente, el aumento de peso es inevitable, generando al mismo tiempo un círculo vicioso, ya que estos kilos de más producen también ansiedad. Es importante ayudar a las personas a manejar la ansiedad de otra forma», ha explicado la psicóloga.
En el caso de las mujeres, hay también factores de vulnerabilidad que pueden aumentar el impacto de la obesidad en la salud mental. «Una baja autoestima, una alta necesidad de validación externa, la existencia de valores imperantes de juventud, belleza y delgadez, y una escasa red de apoyo son los motivos principales. La solución pasa por aprender a darnos el sí a nosotros mismos y no esperar la aprobación de los demás. A la mente humana le encanta señalar, juzgar y comparar, tenemos que intentar reducir esta actitud», ha recalcado.