Alimentos ricos en vitamina KPxHere

La carencia de vitamina K puede provocar hematomas y hemorragias en bebés

Para prevenir los sangrados existen unas inyecciones con esta sustancia que deben inocularse en las seis primeras horas de vida

Las vitaminas son sustancias necesarias para nuestro organismo. De todas las que hay la K es la menos conocida, pero no la menos importante, ya que cumple con una de las funciones básicas de nuestro cuerpo. La gran parte de estas vitaminas –A, C, D, E, K...– las proporcionan los alimentos.

La vitamina K es la sustancia que nuestro cuerpo necesita para la formación de coágulos y prevenir el sangrado o los hematomas. Al igual que el resto de vitaminas, se obtienen por loa alimentos que ingerimos. No obstante, las bacterias «buenas» que viven en nuestro organismo también producen esta vitamina, aunque en menor cantidad. Los bebés son los que mayor riesgo tienen de sufrir complicaciones ante la carencia de esta sustancia, ya que ellos no se alimentan hasta los cuatro o seis meses con comidas ricas en esta vitamina.

Este sangrado, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) «El sangrado por deficiencia de vitamina K sucede cuando los bebés no pueden parar de sangrar debido a que no tienen suficiente vitamina K en la sangre para formar un coágulo». Además, el sangrado se puede producir en cualquier parte del cuerpo, es decir, puede ser interno, afectando mayoritariamente a los intestinos y al cerebro, como externo. Por ello, es muy importante que los bebés al nacer reciban una dosis de esta vitamina.

«Los bebés que no reciben la inyección de vitamina K al nacer pueden presentar un sangrado por deficiencia de esta vitamina en cualquier momento y hasta los seis meses de edad. Hay tres tipos de sangrado por deficiencia de vitamina K, según sea la edad del bebé cuando estos problemas comiencen: temprano, clásico y tardío», comentan los expertos de los CDC.

A continuación, se incluye la información sobre estos tipos de sangrado y sus principales características.

Tipo de sangrado por deficiencia de vitamina KCDC

Tal y como ha publicado los CDC los sangrados por deficiencia de vitamina K temprano y clásico son más comunes y ocurren en una de cada 60 a una de cada 250 recién nacidos, aunque el riesgo es mucho más alto en el caso del sangrado por deficiencia de vitamina K temprano entre los bebés cuyas madres usaron ciertos medicamentos durante el embarazo. Por otro laso, el sangrado por deficiencia de vitamina K tardío es más raro y ocurre en una de cada 14 000 a una de cada 25 000 bebés.

Además, los bebés que no reciben una inyección de vitamina K al nacer tienen una probabilidad 81 veces mayor de presentar sangrado por deficiencia de vitamina K tardío que aquellos que sí la reciben al nacer.

¿Por qué sucede esto?

Al nacer los bebés tienen muy poca vitamina K, ya que a través de la placenta de las madres lo que reciben son cantidades ínfimas, insuficientes para prevenir estos problemas. De hecho, las bacterias «buenas» que se encargan de producir esta sustancia de manera automática no están presentes en el intestino del bebé.

Aunque a simple vista parezca que no se puede hacer nada prevenirlo no es así. Existen unas inyecciones de vitamina K que se inoculan en el músculo del muslo a los recién nacidos. Esto protegerá al bebé de cualquier tipo de sangrado leve o grave. No obstante, hay que saber que esta inyección –completamente segura– debe ser inoculada en las seis primeras horas de vida.

En la mayoría de los casos los padres no son capaces de saber cuándo hay una deficiencia de vitamina K porque no hay ningún signo de advertencia. Aun así, los síntomas que presentan los niños cuando ya comienzan a sangrar según el CDC son: moratones (en la cabeza y la cara); sangrado por la nariz o el cordón umbilical; palidez en la piel, en el caso de bebés con piel más oscura, las encías pueden verse pálidas.

Después de las primeras tres semanas de vida, la parte blanca de los ojos del bebé se pueden poner amarillas. También pueden ser un síntoma las heces que contengan sangre, sean negras u oscuras y pegajosas (también llamadas «heces alquitranosas»), o vómitos con sangre. Se presenta irritabilidad, convulsiones, sueño excesivo o muchos vómitos pueden ser signos de un sangrado en el cerebro