One Health
Las enfermedades alérgicas están relacionadas con el cambio climático
Artículo elaborado por Tomás Chivato Pérez, vicepresidente de Educación y Especialidad de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI) y Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo
Estamos asistiendo en primera persona a evidentes problemas de salud humana relacionados con el deterioro de los ecosistemas en los que convivimos los seres humanos, los animales y las plantas.
El aumento de la prevalencia e incidencia de las enfermedades alérgicas respiratorias están íntimamente relacionadas con el cambio climático, el calentamiento global, el efecto invernadero de las ciudades y los elevados índices de contaminación ambiental.
Por citar un ejemplo, en Madrid hace cuatro décadas la alergia estacional se concentraba en los meses de mayo y junio por la polinización de las gramíneas, como decía nuestro maestro el Dr. Subiza «de San Isidro a San Antonio». En la actualidad las arizónicas y cipreses comienzan a polinizar en diciembre y persiste hasta febrero. A continuación, son árboles de nuestras calles, los plátanos de sombra, los que polinizan en marzo y abril para dar paso a la polinización de las gramíneas y el olivo en mayo y junio. Después en verano y otoño algunas malezas como la Artemisia o el Plantago continúan causando alergia respiratoria. Por tanto, hemos pasado de un proceso que duraba unas semanas a pacientes que pueden presentar sintomatología durante todo el año, dado que cada vez es más frecuente la polisensibilización. Aconsejo a los pacientes polínicos que consulten la página www.polenes.com o www.seaic.org para conocer los niveles de pólenes a los que están sensibilizados.
Reactividad cruzada
Además, cada vez son más frecuentes los fenómenos de reactividad cruzada entre pólenes y alimentos de origen vegetal como son las frutas. Hay proteínas como las profilinas o las LTPs (proteínas transportadoras de lípidos) que posibilitan que personas con rinitis o asma alérgico polínico presenten síndrome de alergia oral (picor labial, lingual o faríngeo e incluso hinchazón) al ingerir frutas como el melocotón, e incluso en ocasiones cuadros más graves con manifestaciones cutáneas, respiratorias e incluso cardiovasculares, lo que se conoce como anafilaxia. En «La guía GALAXIA (Guía de diagnóstico y tratamiento de la anafilaxia) para pacientes» descargable en www.seaic.org se explica de forma clara las manifestaciones clínicas, tratamientos y prevención que deben conocer los pacientes.
Es imprescindible que los pacientes alérgicos estén bien informados para establecer una correcta alianza terapéutica con los profesionales que les atienden. En El libro de las enfermedades alérgicas descargable en www.seaic.org o en www.fbbva.es aporta información muy útil para pacientes y familiares.
Hay medidas para preservar One Health que corresponden tomar a las autoridades políticas y sanitarias (disminuir la contaminación de las ciudades, potenciar transporte no contaminante, facilitar teletrabajo, etc.), pero es importante resaltar que otras decisiones dependen de nuestros hábitos, nuestras actitudes y comportamientos. Citaré algunos ejemplos.
Los beneficios de la lactancia materna
Los porcentajes de fumadores, sobre todo entre los jóvenes, lejos de disminuir continúan aumentando. El humo del tabaco, los alquitranes y contaminantes que contienen los cigarrillos causan inflamación de las vías respiratorias que empeoran la evolución de los pacientes asmáticos. Por otra parte, está demostrado que los hijos de padres y madres fumadoras desarrollan enfermedades alérgicas respiratorias en un porcentaje mayor que en los hijos de progenitores no fumadores.
La lactancia materna previene el desarrollo de las enfermedades alérgicas. Se ha demostrado que los niños que se alimentan hasta los 6 meses de lactancia materna padecen un menor número de enfermedades alérgicas. Es, por tanto, necesario animar a las madres a que mantengan la lactancia natural.
La piel de los bebés
Se conoce como marcha alérgica al proceso de aparición de eccema en los lactantes (dermatitis atópica), posterior aparición de alergia alimentaria (proteínas de leche o huevo) y desarrollo final de alergia respiratoria (rinitis alérgica y asma bronquial alérgica). La piel de los bebés está protegida por un manto ácido y está demostrado que los baños con geles y champús perfumados y con numerosos productos químicos disminuyen el manto ácido, resecan la piel, favorecen el picor que induce el rascado y el posterior eccema. Seamos cuidadosos con la higiene de los pequeños, pero sin excesos.
El estado de salud dependerá, por tanto, de un trabajo colaborativo entre las políticas que apoyen el concepto de One Health, (desaceleración del cambio climático, restauración y conservación de los ecosistemas o transformación de las ciudades de manera más sostenible) y el cambio de actitud de los ciudadanos.