Jeff HenigsonRR.SS.

La conmovedora historia del hombre que vivió 35 años con un diagnóstico equivocado

Jeff Henigson fue diagnosticado con 15 años con un «astrocitoma anaplásico», con una esperanza de vida de tan solo tres años

La historia de Jeff Henigson es de película con final feliz. Con tan solo 15 años y tras sufrir un accidente en bicicleta y ser atropellado por una camioneta, su vida dio un vuelco de 360 grados. Este joven norteamericano tuvo que ser operado de urgencia en un hospital de California, lo que no esperaba ni él ni su familia era el diagnóstico médico: Jeff sufría un agresivo cáncer de cerebro denominado «astrocitoma anaplásico», con una esperanza de vida de tan solo tres años. Aquel agosto de 1986 fue el principio de muchos meses de angustia, esperando «una muerte segura» y sometido a innumerables sesiones de quimioterapia.

Un diagnóstico equivocado

Pasó un año, dos, tres, cuatro... y así hasta 35. Los médicos, aunque no se explicaban la supervivencia de Henigson, tampoco revisaron su diagnóstico hasta que un neuropatólogo jubilado, Karl Schwarz, sorprendido por su historia, se puso en contacto con él asegurándole que era imposible haber sobrevivido durante tantos años a un «astrocitoma anaplásico». El diagnóstico debía estar equivocado: «Cualquier resultado es profundamente significativo. Si sobreviviste al astrocitoma anaplásico, entonces eres el resultado de un milagro de proporciones bíblicas. Si se hizo un diagnóstico erróneo, que creo que es lo que sucedió, entonces la suya es una importante advertencia. Los patólogos, como todos los demás, cometen errores».

Con 50 años, Jeff Henigson ha vivido más de tres décadas convencido de tener un agresivo cáncer. Los médicos se equivocaron y el protagonista ha contado su historia a The Washington Post.

El neuropatólogo le aseguró: «El cáncer nunca ha sido parte de tu historia». Sin embargo, Jeff Henigson opina todo lo contrario: «El cáncer ha sido parte central en mi historia. Si bien estoy seguro de que Schwarz pretendía consolarme, sus palabras en cambio han abierto las compuertas a emociones profundas y dolorosas: feroces sentimientos de ira seguidos de inundaciones de dolor».