Emilia Gómez Pardo es asesora científica de alimentación y estilo de vida de la Fundación CRIS contra el cáncerCRIS

Entrevista | Emilia Gómez Pardo, doctora en Bioquímica

«Una dieta equilibrada puede evitar hasta un 30 % de los cánceres de mama»

En el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama, la científica ofrece una serie de consejos para reducir el riesgo ante esta enfermedad

La incidencia del cáncer de mama ha experimentado durante los últimos años –y previsiblemente, continuará experimentando– un continuo crecimiento. Los últimos datos ofrecen un panorama preocupante: 132 casos por cada 100.000 habitantes. El tumor de mama continúa siendo la primera causa de muerte por cáncer entre las mujeres en España, con 6.606 fallecimientos cada año, por lo que un año más hay motivos de sobra para celebrar el Día Mundial de Lucha contra el Cáncer de Mama.

El Debate ha hablado con la doctora en Bioquímica Emilia Gómez Pardo, que es además asesora científica de alimentación y estilo de vida de la Fundación CRIS contra el cáncer (Cancer Research Innovation Spain), para preguntarle sobre los factores que pueden influir en la formación de este tipo de tumor.

¿Llevar un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de padecer un cáncer de mama?

–Son muchos los factores que están asociados con el desarrollo del cáncer de mama, incluyendo la genética, el estilo de vida y la edad, entre otros. Cuando hablamos del estilo de vida que reduce el riesgo de padecer un cáncer, llamado oncosaludable, desde CRIS contra el cáncer nos referimos concretamente a cinco factores clave: tener un peso saludable, llevar una alimentación sana, seguir un estilo de vida activo, evitar el consumo de alcohol y el consumo de tabaco.

Estos cinco factores son importantes, hasta el punto de que un 30 % de los cánceres de mama se podrían evitar. Según el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer, a través de una dieta sana, actividad física regular y un peso saludable, uno de cada tres cánceres comunes se evitaría.

Pero es importante tener en cuenta que cada uno de ellos es solo una pieza más del rompecabezas y todos, en mayor o menor grado, influyen en el riesgo de padecer un cáncer. De los cinco factores, sin duda y seguido del sobrepeso, el que más impacto tiene en el riesgo de padecer este tipo de cáncer es el alcohol.

¿El sobrepeso puede influir negativamente en esta enfermedad?

–El exceso de peso es la segunda causa prevenible, tras el consumo de tabaco, de desarrollo de cáncer en general. Mientras que alcanzar y mantener un peso saludable es uno de los aspectos más importantes de la salud, tener sobrepeso se asocia con un mayor riesgo de sufrir algunas enfermedades como diabetes tipo 2, presión arterial alta, enfermedades del corazón y, al menos, una docena de tipos de cáncer.

Cuando hablamos específicamente de cáncer de mama, la relación es indudable. Es el segundo factor de riesgo modificable, por detrás del alcohol. El impacto es especialmente marcado en el caso de los cánceres posmenopáusicos, que son alrededor del 85 % de ellos, ya que las personas que han atravesado la menopausia y tienen sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de mama. Por tanto, es muy importante no solo mantener un peso saludable y estable a lo largo de la vida, sino también evitar el aumento de peso durante la edad adulta para disminuir el riesgo después de la menopausia, cuando hay una clara tendencia a que esto ocurra. No menos relevante es plantearse la disminución de peso durante la etapa posmenopáusica, en caso de que sea necesario, ya que el riesgo, y hay muchos estudios que lo confirman, disminuye de forma proporcional a los kilos perdidos.

¿Qué alimentación deberíamos seguir para reducir este riesgo?

–Sin duda, seguir una buena dieta puede mejorar la salud y reducir el riesgo de cáncer en general, y de mama en particular. Con una dieta rica en verduras, frutas, legumbres, frutos secos, cereales integrales y pescado, se pueden evitar hasta un 30 % de los cánceres de mama.

El papel protector de cáncer de mama de esta dieta antiinflamatoria, antioxidante y nutritiva se justifica a nivel biológico por su riqueza en fibra, antioxidantes, vitaminas, carotenoides y grasas saludables. Y esta combinación contribuye a disminuir los estrógenos endógenos, neutralizar los radicales libres, evitando y reparando daño en el ADN, reduciendo el estrés oxidativo y, en definitiva, reduciendo el riesgo de cáncer.

Igual de importante es limitar o evitar productos como el alcohol, las carnes procesadas, los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas, productos muy presentes en el patrón de alimentación actual, y que se ha demostrado que aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama.

¿Existe algún alimento concreto que pueda ser beneficioso para la prevención?

–No hay evidencia de los efectos beneficiosos o adversos ni de alimentos concretos ni tampoco de nutrientes específicos y sí hay consenso internacional en la definición de la dieta que protege del cáncer de mama. Hay que aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y minimizar el consumo de carne roja (la Organización Mundial de la Salud es muy clara: 200 gramos a la semana), reducir el consumo a cero o al mínimo posible de carnes procesadas y sobre todo de alimentos ultraprocesados (pobres en nutrientes y ricos en calorías), alcohol y de bebidas azucaradas.

En el contexto de un patrón de alimentación sana, es decir, siempre que se cumple el precepto anteriormente mencionado, hay evidencia que apoya el consumo de nutrientes específicos por su importante y destacado papel protector de cáncer de mama. Hablamos de la fibra, vitamina C, pigmentos carotenoides, minerales como el Ca, Folatos, etc. La ingesta de estos nutrientes se favorece con el consumo de varias porciones de verduras y frutas al día, incluyendo verduras de hoja verde, crucíferas –brécol, coliflor, repollo, frutas cítricas y vegetales coloreados (tomate, zanahorias, calabaza, pimiento rojo, etc.)– y aumentando el consumo de cereales integrales y legumbres para asegurar la ingesta de fibra.

Cómo influyen productos perjudiciales pero aceptados socialmente, como el alcohol?

–La relación entre consumo de alcohol y el desarrollo de cáncer es cada vez más evidente para la ciencia, pero no tan conocida entre la población. En España, el 4,4 % de los cánceres diagnosticados en 2020 fueron consecuencia de las bebidas alcohólicas.

Hablamos de un compuesto tóxico, cancerígeno y potencialmente adictivo que causa el desarrollo de cáncer. Cuando hablamos de cáncer de mama, su consumo es el factor de estilo de vida, y por tanto prevenible, que más impacto tiene. Incluso un consumo muy moderado parece aumentar el riesgo de desarrollarlo y muy especialmente el cáncer de mama posmenopáusico. Es decir, no existe un nivel seguro de consumo y cuanto más alcohol mayor es el riesgo de cáncer de mama. Las mujeres que consumen alcohol de forma habitual tienen un mayor riesgo de cáncer de mama que depende de la dosis, pero sin umbral de seguridad.

Las mujeres que hacen actividad física más de tres horas a la semana tienen entre un 30 % y un 40 % menos de riesgo de padecer cáncer de mama

¿Es necesario incluir una actividad deportiva frecuente?

–En la fundación CRIS contra el cáncer tenemos claro que aumentar la actividad física, así como reducir el tiempo de sedentarismo ayuda a disminuir el riesgo de padecer cáncer de mama. Es ya mucha la evidencia científica que demuestra que las mujeres que hacen actividad física de moderada a energética durante más de tres horas a la semana tienen entre un 30 % y un 40 % menos de riesgo de cáncer de mama. Esto se aplica a todas las mujeres, independientemente de sus antecedentes familiares o de cáncer de mama. Está demostrado que el ejercicio mejora la capacidad cardiorrespiratoria y la movilidad articular, ayuda a mantener la densidad ósea y a fortalecer el sistema inmunitario, disminuye la sensación de fatiga y, además, la actividad física también reduce la grasa del cuerpo y, en particular, la grasa visceral, por lo que puede tener un impacto indirecto adicional a través del control del peso contribuyendo a mantener el índice de masa corporal en un rango saludable.

La actividad física vigorosa reduce el riesgo de cáncer de mama premenopáusico y todo tipo de actividad física, moderada y vigorosa, ayuda a proteger contra el cáncer posmenopáusico.

La recomendación de mínimo es la de la OMS, al menos 150 minutos de actividad de intensidad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa por semana. Aunque son ya algunos estudios que muestran que cuanto más elevado sea el nivel de actividad, menor es el riesgo de cáncer.

Es decir, y teniendo en cuenta los dos componentes de la vida activa, cuanto mayor sea la actividad y la cantidad de ejercicio físico y menor sea el sedentarismo, mayor será el beneficio.

¿Qué tipo de deporte puede ser más efectivo?

–Dado que cuanto más mejor, todo cuenta. Una cantidad amplia de investigaciones sugiere que hacer cualquier tipo de actividad para evitar estar sentado durante mucho tiempo, sedentarismo, ayuda a reducir el riesgo de cáncer.

Dada la relación entre la actividad vigorosa y la protección frente al cáncer de pecho tanto en la etapa pre como en posmenopáusica, hay que incorporar es tipo de actividad. Es aquella en la que se aumenta la frecuencia cardíaca cerca de su máxima capacidad y demanda mayor resistencia y fuerza muscular. Son muchas las actividades que se incluyen en este tipo, correr, nadar, bicicleta, etc., y la elección depende de la situación personal de cada uno, edad, gusto, condición física, objetivos, etc. Desde CRIS contra el cáncer también creemos conveniente incluir ejercicio aeróbico, ya que los estudios han demostrado que puede disminuir el estrés oxidativo y mejorar los mecanismos de reparación del ADN en humanos, y al aire libre, para una mayor exposición a la luz solar y, por tanto, niveles más altos de vitamina D, lo que puede modificar la proliferación celular.

Además, hay que incorporar ejercicios de fuerza muscular que permitan aumentar la fuerza y potencia muscular, mejorar la resistencia y el metabolismo basal. Especialmente importante durante y tras la menopausia, ya que uno de los eventos que tienen lugar es la disminución de la masa muscular y el aumento de grasa, lo que contribuye a la ganancia de peso.