Por qué es más probable que las nuevas madres vean caras en objetos cotidianos
Los niveles hormonales pueden tener un impacto en los procesos visuales básicos
¿Quién no se ha tumbado nunca sobre el césped a ver las formas de las nubes? Lo que parece un juego de niños lo cierto es que tiene un nombre: pareidolia, un fenómeno psicológico que permite ver rostros, caras o figuras humanas en cualquier superficie, sin embargo, en estos juegos 'infantiles' no todos tienen la misma facilidad para dar con las semejanzas. Según un estudio de la Universidad de Queensland son las mujeres que acaban de tener un bebé las que tienen más probabilidades de ver caras en objetos cotidianos.
La Dra. Jessica Taubert, de la Facultad de Psicología de la UQ, dirigió una investigación, publicada en Biology Letters, para determinar si la pareidolia facial –percibir una estructura facial en un objeto que de otro modo estaría sin vida– era más común en las nuevas madres, en comparación con otras mujeres.
«Encontramos que las mujeres posparto calificaron los objetos con rostros ilusorios como más 'parecidos a rostros' que las mujeres embarazadas y las que no estaban embarazadas», dijo el Dr. Taubert quien añadió: «Creemos que puede deberse a niveles elevados de oxitocina en el cuerpo después del parto. La oxitocina es conocida por reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y promover comportamientos maternos como la lactancia, por lo que podría contribuir a una mayor sensibilidad al percibir caras en los objetos».
El Dr. Taubert dijo que el estudio surgió como reacción a un artículo de investigación anterior sobre la pareidolia facial, publicado en 2022: «Nuestro equipo descubrió que las caras ilusorias en objetos cotidianos tenían más probabilidades de ser percibidas como masculinas que femeninas», dijo.
«Posteriormente nos contactaron mujeres que informaron que veían caras en objetos con más frecuencia después de dar a luz, por lo que llevamos a cabo un experimento para examinar esta teoría».
Así se hizo el estudio
En el último estudio participaron 379 mujeres: 79 que habían dado a luz en los últimos 12 meses, 84 mujeres embarazadas y 216 mujeres que no estaban embarazadas. Se pidió a los participantes que calificaran su capacidad para percibir rostros en un conjunto diverso de imágenes, incluidas imágenes de rostros reales, imágenes de rostros ilusorios en objetos cotidianos y objetos sin rasgos faciales.
El Dr. Taubert afirma que los hallazgos indican por primera vez que los niveles hormonales pueden tener un impacto en los procesos visuales básicos responsables de nuestra capacidad para detectar y priorizar rostros: «La investigación también sugiere que nuestras respuestas a estímulos socialmente relevantes aumentan durante la paternidad temprana», dijo.
«Esto abre nuevas líneas de investigación porque sabemos muy poco sobre cómo el cerebro se adapta a los desafíos únicos asociados con el cuidado de un recién nacido».