Sardinas en aceitePixabay

El motivo por el que desearás poner una lata de sardinas en tu dieta

Comer alimentos con ácidos grasos omega-3 en la mediana edad mejora habilidades cognitivas

Barata y fácil de consumir la lata de sardinas es un imprescindible en la despensa de cualquier cocina pero además, es un alimento sano. La Fundación Española de Nutrición asegura que una ración de sardinas contienen un aporte de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 que casi cubre el 100% de los objetivos nutricionales recomendados para la ingesta diaria de la población.

De sobra son conocidos los beneficios de los ácidos grasos omega-3 para el corazón y entre sus efectos positivos se pueden mencionar, entre otros, su acción antiinflamatoria y anticoagulante, además de disminución de los niveles de colesterol y triglicéridos y la reducción de la presión sanguínea.

A todo esto, según un estudio, se unen los beneficios para la estructura cerebral. Una investigación, publicada en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, sugiere que las personas que comen más alimentos con ácidos grasos omega-3 en la mediana edad pueden tener mejores habilidades de pensamiento e incluso una mejor estructura cerebral que las personas que comen pocos alimentos con ácidos grasos.

El estudio afirma que los ácidos grasos omega-3 de pescados como el salmón, las sardinas, la trucha de lago y el atún blanco y que también se encuentra en alimentos fortificados con ácidos grasos o suplementos mejoraba el área del hipocampo de sus cerebros, que juega un papel importante en la memoria así como un promedio más alto en una prueba de razonamiento abstracto.

«Mejorar nuestra dieta es una forma de promover la salud de nuestro cerebro», dijo la autora del estudio, Claudia L. Satizabal, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio. «Si las personas pudieran mejorar su resiliencia cognitiva y prevenir potencialmente la demencia con algunos cambios simples en su dieta, eso podría tener un gran impacto en la salud pública. Aún mejor, nuestro estudio sugiere que incluso un consumo modesto de omega-3 puede ser suficiente para preservar la función cerebral», afirma Satizabal.

Esto está en línea con las pautas dietéticas actuales de la American Heart Association de consumir al menos dos porciones de pescado por semana para mejorar la salud cardiovascular. De hecho, un equipo de investigadores del Hospital y el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP) y del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) demostró que el consumo regular de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el pescado azul, fortalece las membranas del corazón y ayuda a mejorar el pronóstico en caso de que se produzca un infarto de miocardio.

Otra investigación del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) y publicada en el American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine mostró que niveles más altos de ácidos grasos omega-3, que abundan en el pescado y los suplementos de aceite de pescado, en la sangre de una persona se asociaron con una tasa reducida de deterioro de la función pulmonar.