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Cómo identificar un melanoma, el cáncer de piel agresivo que sufre Sarah Ferguson

La regla ABCDE es uno de los métodos para identificar las señales habituales del melanoma

Sarah Ferguson, la que fuera esposa del príncipe Andrés del Reino Unido, ha vuelto a sufrir un duro revés de salud. Recientemente operada de un cáncer de mama, acaba de ser diagnosticada con un melanoma maligno, un cáncer de piel. Uno de los lunares que le retiraron «fue identificado como canceroso», precisó el portavoz de la duquesa de York.

Como a Sarah Ferguson, en España se diagnostican cerca de 5.500 casos anuales. Cualquier lunar, protuberancia, imperfección, marca o cambio inusual en el aspecto de la piel podría ser una señal de melanoma.

Cómo sospechar

Según la Sociedad Americana del Cáncer, por lo general, un lunar normal es una mancha de color uniforme café, canela o negro en la piel. Puede ser plano o prominente, redondo u ovalado. Generalmente, los lunares miden menos de 6 milímetros de ancho. Algunos lunares pueden estar presentes al momento de nacer, pero la mayoría aparece durante la infancia o la juventud.

Síntomas del melanoma

La señal más importante para el melanoma es algún lunar nuevo en la piel o uno existente que haya cambiado en tamaño, forma o color. Otra señal importante es algún lunar que luzca distinto a los otros en su piel.

La regla ABCDE es otro método para identificar las señales habituales del melanoma.

A de Asimetría: la mitad del lunar o marca de nacimiento no corresponde a la otra mitad

B de Borde: los bordes son irregulares, desiguales, dentados o poco definidos

C de Color: el color no es uniforme y pudiera incluir sombras diferentes de color marrón o negras, o algunas veces con manchas rosadas, rojas, azules o blancas

D de Diámetro: el lunar mide más de 6 milímetros de ancho (alrededor de ¼ de pulgada o aproximadamente del tamaño del borrador de un lápiz), aunque los melanomas algunas veces pueden ser más pequeños que esto

E de Evolución: el tamaño, la forma o el color del lunar están cambiando

Factores de riesgo

Desde el Grupo Español Multidisciplinar de Melanoma (GEM) explican que la exposición inadecuada al sol es el factor causal mejor demostrado, aunque también intervienen factores personales: «Tanto los rayos ultravioletas A como los B pueden causar mutaciones responsables del desarrollo de un melanoma, pero las B son retenidas en su mayor parte por la capa de ozono, por lo que mayoría de radiación ultravioleta que recibimos es de tipo A», afirma el grupo de científicos quienes añade que «las cremas solares pueden crear una falsa sensación de seguridad y ser usados para broncearse y aumentar el tiempo de exposición al sol».

No solo es importante la exposición a la radiación solar, sino también la forma en la que nos exponemos:

  1. Exposición intermitente o continua. Las personas que se exponen al sol de una forma más o menos continua durante su vida no suelen quemarse. La propia radiación ultravioleta pone en marcha mecanismos de reparación del ADN que les protegen, al menos a corto plazo. Sin embargo, estas personas pueden desarrollar tumores en las zonas expuestas –entre ellos, melanoma– cuando alcanzan la tercera edad. Las personas que se exponen al sol de forma intensa e intermitente –por ejemplo, durante las vacaciones de verano– tienen más riesgo de aparición del melanoma a una edad temprana.
  2. Quemaduras solares y uso de lámparas solares, especialmente en los primeros años de vida. Ambas circunstancias aumentan el riesgo de padecer melanoma.

El uso de lámparas solares de bronceado parece ser que aumenta el riesgo de padecer melanoma, así como la obesidad (quizá por tener mayor superficie corporal expuesta).