Por qué nunca deberías romper un huevo en el borde de la sartén

Los huevos son un alimento nutritivo y muy recurrente en nuestras cocinas. No obstante, si no se cocinan correctamente y no se manejan de forma adecuada, pueden ser muy perjudiciales para nuestra salud, ya que pueden estar contaminados con salmonella. La salmonela es una bacteria común que generalmente vive en los intestinos de animales y humanos y que puede provocar síntomas como diarrea, fiebre y calambres abdominales dentro de las 8 a 72 horas siguientes a la exposición.

Aunque por norma general sus síntomas no llegan a extenderse una semana, la diarrea, tal y como indican desde el portal especializado Mayo Clinic, puede durar hasta 10 días.

Por norma general debemos pedir siempre ayuda a un profesional médico cuando la persona afectada sea un bebé, un niño pequeño, una persona mayor o alguien con el sistema inmune debilitado y cuando los síntomas se extiendan durante demasiados días, la fiebre sea alta y vaya acompañado con sangre en las heces y cuando la deshidratación provocada por la diarrea sea evidente (micción menos frecuente, orina de color oscuro y sequedad en la boca).

¿Y qué tiene que ver todo esto con romper huevos en la sartén?

Por qué no deberías romper un huevo en el borde de la sartén

Por norma general, al romper un huevo en la sartén las probabilidades de que la cáscara del huevo entre en contacto con la clara o la yema del mismo son mayores y es precisamente en la superficie del huevo donde pueden encontrarse estas bacterias. De este modo, el riesgo de contaminación es mayor.

Por otro lado, los pedazos de cáscara pueden caer fácilmente en la sartén y mezclarse con el huevo, lo que puede ser desagradable y difícil de retirar una vez se ha comenzado a cocinar.

Y adicionalmente a todo esto, si se utiliza una sartén con un revestimiento antiadherente, golpear el huevo contra el borde puede dañar el revestimiento con el tiempo.

En lugar de romper el huevo en el borde de la sartén, se recomienda romperlo sobre una superficie plana, como una mesa o un mostrador. Esto permite una rotura más limpia y controlada, reduciendo el riesgo de contaminación y la posibilidad de que fragmentos de cáscara entren en la comida. Además, mantiene intacta la yema y protege el revestimiento de la sartén.