Tarta de chocolate

¿Por qué unas personas son más de dulce que de salado?

Boticaria García explica los tres conceptos clave para entender nuestros gustos

Nutrición, microbiota, dietas o ultraprocesados son algunos de los términos que han ganado terreno en los medios de comunicación en los últimos años. Según los expertos, una nutrición saludable es fundamental para la prevención de factores de riesgo como sobrepeso, obesidad y enfermedades no transmisibles asociadas a la dieta.

Concienciar y enseñar a la sociedad los beneficios de seguir una correcta alimentación es fundamental para evitar, no solo un peso incorrecto, sino enfermedades como diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares o colesterol alto.

En esta línea, la Dra. Marián García (Boticaria García) en su libro Tu cerebro tiene hambre (Ed. Planeta) afronta el reto de acabar con los mitos y prejuicios acerca del sobrepeso y la obesidad al tiempo que responde a cuestiones que pueden surgir en familia o entre amigos como ¿por qué unas personas son más de dulce que de salado? Y es que, según afirma, ser de dulce o de salado tienen mucha más injuria de la que pensamos y depende de factores genéticos, neuroquímicos y psicológicos.

Boticaria García explica los tres conceptos clave para entender nuestros gustos por la comida dulce y la salada

Tenemos genes golosos

Los estudios de GWAS (Estudio de Asociación del Genoma Completo) han identificado varias regiones del genoma relacionadas con la preferencia por el dulce y la ingesta de azúcar. Esto puede hacer que algunas personas sean más sensibles al dulce que otras. Sin embargo, es importante aclarar que el hecho de que esté escrito en nuestros genes no es determinante para que nos volvamos yonquis del azúcar.

Hipersensibilidad del receptor opiáceo

El copiloto caprichoso, que, como sabemos, sucumbe siempre a los encantos de la dopamina y de las endorfinas, puede tomar el control de nuestra alimentación, independientemente de que estemos asociados o no. Si esto ocurre y durante mucho tiempo consumimos alimentos, dulces y muy palatables, pueden liberarse repetidamente estos opioides endógenos, induciendo hipersensibilidad del receptor opiáceo, que nos pedirá más y más. Esto puede hacernos entrar en bucle y que perpetuemos un deseo continuo de alimentos dulces.

factores psicológicos y emocionales

Los factores psicológicos y emocionales nos afectan. Las experiencias pasadas, el estado de ánimo o el estrés pueden afectar a la percepción del sabor dulce y de la respuesta hedónica. Algunas personas pueden recurrir a alimentos dulces para manejar el estrés o mejorar el estado de ánimo. Ya sabemos que ahí es cuando el copiloto caprichoso se pone al volante.