Qué es una broncoscopia y cómo se estudian los pulmones por dentro

La broncoscopia en un procedimiento neumológico que consiste en visualizar las vías aéreas con el fin de diagnosticar diversas enfermedades pulmonares, o de realizar determinados tratamientos que precisan el acceso directo a la vía aérea (eliminar tapones de moco, cuerpos extraños, por ejemplo), explica en una entrevista con Infosalus la doctora Dolores Corbacho, jefa del servicio de Neumología del Hospital Ribera Povisa (Vigo).

Mientras, Soledad Alonso, jefa del servicio de Neumología del Hospital Universitario de Torrejón (Comunidad de Madrid) apunta por su parte que esta prueba permite visualizar la vía respiratoria por dentro, desde la zona de la nariz, hasta la faringe, las cuerdas vocales, la tráquea, y las principales divisiones bronquiales: «Existen diferentes modalidades de broncoscopia, complementarias entre ellas: broncoscopia flexible la más habitual, ecobroncoscopia que lleva además una sonda ecográfica», agrega.

Se utiliza como prueba complementaria en el estudio de numerosas enfermedades respiratorias, según prosigue esta experta, y sobre todo cuando se necesitan obtener muestras del árbol bronquial, implementándose desde biopsias hasta punciones, broncoaspirado, o cepillados, por ejemplo. «Todo ello para después ser analizado en diferentes laboratorios como microbiología, anatomía patológica, o análisis clínicos», aclara.

Cómo se realiza

Por su parte, la doctora Corbacho precisa que la prueba se realiza por neumólogos en una sala específica para este tipo de técnicas, y en la que se dispone de todo lo necesario para la sedación, para el control de las constantes, y para la realización de la técnica en cuestión.

Concretamente, detalla que este procedimiento se realiza con un broncoscopio, un instrumento delgado y flexible en forma de tubo, con una luz y una lente para observar. «Otro de los tipos de broncoscopia son realizados con un equipo que dispone de control ecográfico endobronquial (EBUS)», puntualiza.

El procedimiento se realiza bajo sedación superficial, para mejor tolerancia por parte del paciente, tal y como aclara. Durante el proceso se revisan sistemáticamente todos los segmentos del árbol bronquial, haciendo especial hincapié en la zona que se pretende estudiar, apunta la especialista del Hospital Ribera Povisa de Vigo.

Además, indica que, dependiendo de la enfermedad que se esté estudiando, se toman muestras de los bronquios y/o del pulmón, ya sea mediante biopsias o lavados realizados con suero fisiológico en la zona que el broncoscopista determine como de mayor rentabilidad diagnóstica.

Antes de la prueba

En este sentido, la jefa del servicio de Neumología del Hospital Universitario de Torrejón (Comunidad de Madrid) ve importante seguir siempre las indicaciones del médico que ha solicitado la pruebas antes de la misma, y recuerda que es necesario 8 horas de ayunas completas (líquidos y sólidos) y acudir acompañado a la prueba. «Luego en función de las enfermedades y del tratamiento de cada paciente, la preparación varía», aclara.

Concretamente, la doctora Corbacho precisa que antes de la prueba el paciente debe de cumplir unos requisitos:

1. No comer ni beber nada durante 6 a 12 horas antes del examen.
2. No tomar fármacos anticoagulantes o antiagregantes antes del procedimiento; generalmente, el neumólogo o el médico que indica la realización de la prueba le indicará si debe suspender estos fármacos y cuándo debe hacerlo.

Al realizarse con sedación y al tratarse de una prueba ambulatoria, el paciente volverá a su domicilio pasado el tiempo pertinente para su recuperación (suele ser entre 1-3 horas tras la prueba).

Después de la broncoscopia

Posteriormente, la jefa del servicio de Neumología del Hospital Ribera Povisa (Vigo) recuerda que se mantendrá en observación al paciente en una unidad preparada para tal monitorización donde, además, se realizará una prueba de tolerancia a alimentos para poder permitirle la ingesta una vez dado de alta de la unidad.

A su vez, Soledad Alonso, jefa del servicio de Neumología del Hospital Universitario de Torrejón (Comunidad de Madrid), señala que, tras la prueba, el paciente pasa a una zona de recuperación, que varía entre hospitales, y que puede ser desde una sala de reanimación, hasta una cama de hospital de día, o una zona de recuperación específica.

«Después de la prueba es importante seguir las indicaciones que se le han dado. Debe permanecer en ayunas 2 horas más tras la prueba mínimo, para que se pase el efecto de la sedación local. El día de la prueba no debe tomar alcohol, ni conducir, ni realizar maniobras peligrosas, ya que los efectos de la sedación persisten. Debe seguir las indicaciones dadas por su médico a la hora de retomar los tratamientos habituales», apostilla.

La doctora Corbacho, por su lado, hace hincapié en que el paciente no podrá conducir a la salida, ni en todo el resto del día, por lo que es aconsejable que gestione el transporte para llegar y salir del hospital. Asimismo, deberá hacer los arreglos necesarios con relación al trabajo, el cuidado de los niños y otras obligaciones, ya que probablemente necesitará descansar, al menos, el resto del día. En pocas ocasiones, es posible que algunas personas deban permanecer en el hospital de un día para otro.

Es más, la doctora Alonso mantiene que después de la broncoscopia es normal presentar fiebre hasta 24 horas después, tener expectoración con algo de sangre, e incluso notar molestias en la zona de la garganta y del tórax. «Todos estos efectos desaparecen a las 24/36 horas por lo que, si pasado este tiempo, presenta alguno de ellos debe contactar con su médico de Atención Primaria», agrega.

En algunas enfermedades, tal y como comenta, la broncoscopia se repite pasado un tiempo para tomar nuevas muestras o verificar el efecto de un tratamiento. «Es habitual también que se combinen diferentes tipos de broncoscopia», concluye la especialista del Hospital Universitario de Torrejón.