Las tres formas más efectivas de dejar de fumar, según la ciencia
El tabaquismo es la principal causa de enfermedades y muertes evitables provocando más de siete millones de muertes al año. Según el National Institutes of Health de EE.UU., el humo del tabaco contiene al menos 69 sustancias químicas cancerígenas, por lo que los fumadores incrementan el riesgo de padecer cáncer de pulmón de cinco a diez veces, pero también está vinculado con el cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, cérvix, riñón y vejiga, así como con las leucemias mieloides.
Dejar de fumar es, por lo tanto, una de las mejores decisiones que se puede tomar en la vida. Encarnación Castillo, Profesora de Enfermería de la Universidad CEU Cardenal Herrera, asegura que: «A las 24 horas de abandonar el tabaco, toda la nicotina se ha eliminado del cuerpo y mejora el olfato, el gusto y el aspecto de la piel. Al año de dejar de fumar, se reduce el riesgo de infarto un 50 %. A los 10 años, se rebaja el riesgo de cáncer de pulmón al 50 %».
Pero, es cierto, a muchas personas les resulta difícil hacerlo. Afortunadamente, hay pruebas sólidas que respaldan el uso de varias formas diferentes de dejar de fumar.
Cómo dejar de fumar
Según una nueva revisión de 75 ensayos, realizado por el Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco en colaboración de un equipo de científicos, se han identificado las tres mejores estrategias para dejar de fumar:
- Vareniclina: un medicamento recetado que se vende bajo las marcas Chantix y Champix, entre otras.
- Citisina: se trata de un compuesto de origen vegetal que alivia los síntomas de abstinencia del tabaco.
- Cigarrillos electrónicos con nicotina.
Los expertos aseguran que estas tres principales estrategias para dejar de fumar funcionan mejor cuando se combinan con apoyo conductual. La investigación también recoge que el bupropión y la terapia de reemplazo de nicotina (TRN) también son eficaces, especialmente los parches de TRN combinados con formas de acción rápida como la goma de mascar. «En lo que respecta al apoyo conductual, la evidencia es más sólida a favor del asesoramiento y de los programas que recompensan a las personas por dejar de fumar», afirma Hartmann-Boyce, investigador de salud pública de la Universidad de Massachusetts Amherst.
«Nuestro equipo seguirá analizando la evidencia sobre las mejores maneras de ayudar a las personas a dejar de fumar, ya que sabemos lo importante que es esto para las personas que fuman y para la salud pública», concluye Hartmann-Boyce.