Los impactos leves en la cabeza tiene algunos efectos mensurables en el cerebro, según un estudioEFE

Los cabezazos en el fútbol ralentizan la actividad cerebral, según un estudio

Estos hallazgos subrayan la necesidad de adoptar medidas de seguridad personalizadas

El uso de la cabeza para pasar, tirar o despejar un balón es algo habitual en el fútbol y no suele provocar conmociones cerebrales. Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de Columbia Británica revela que incluso un cabezazo leve tiene algunos efectos mensurables en el cerebro.

La investigación, publicada en Annals of Biomedical Engineering reveló que los impactos al cabecear el balón son seguidos por una desaceleración momentánea de la actividad cerebral, produciendo ondas cerebrales que típicamente se asocian con el sueño y la somnolencia.

En el experimento, ocho adultos sanos realizaron cabezazos controlados con un balón de fútbol, con fuerzas comparables a las que se observan normalmente durante el juego. Llevaban sensores de electroencefalografía (EEG) y protectores bucales personalizados que registraban simultáneamente la actividad cerebral y el movimiento de la cabeza.

Los participantes experimentaron aumentos breves pero estadísticamente significativos en las ondas cerebrales delta en los momentos posteriores al impacto, dijo la investigadora principal, la Dra. Lyndia Wu, profesora adjunta de ingeniería mecánica en la facultad de ciencias aplicadas que estudia las lesiones relacionadas con el deporte.

Reducción de la concentración

«Las ondas delta son ondas de baja frecuencia relacionadas con la somnolencia y el sueño», explica la doctora Wu quien añade: «Cuando esta actividad delta similar al sueño se produce mientras se está despierto, puede interrumpir el procesamiento de la información y provocar lapsos de atención. En el caso de los atletas, esto puede traducirse en una reducción de la concentración después de un impacto».

El estudio también examinó cómo la gravedad y la dirección de los impactos influyen en la actividad cerebral. Los impactos más fuertes dieron como resultado mayores aumentos en las ondas delta, mientras que los impactos oblicuos provocaron una mayor actividad en el lado opuesto de la cabeza.

Diferencias individuales

La actividad cerebral de la mayoría de los participantes volvió a la normalidad rápidamente, lo que indica que no hubo efectos a largo plazo. Sin embargo, algunos mostraron cambios más pronunciados, lo que sugiere diferencias individuales en la respuesta cerebral.

«Comprender estos cambios en la actividad cerebral nos ayuda a evaluar cómo responde el cerebro a los impactos y puede servir de base para futuros protocolos y pautas de seguridad para los deportes», añadió la Dra. Wu en un comunicado.

Estos hallazgos subrayan la necesidad de adoptar medidas de seguridad personalizadas y de realizar más investigaciones sobre cómo reaccionan las personas a los impactos, en particular en deportes con frecuentes impactos en la cabeza, como el fútbol y el fútbol americano.

«Esta investigación nos permite comprender mejor cómo los impactos leves en la cabeza afectan la función cerebral. Prepara el terreno para realizar más estudios sobre los impactos repetidos y demuestra la importancia de seguir investigando para proteger la salud de los deportistas», concluye la Dra. Wu.